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Como ser astrólogo en la antigüedad y no morir en el intento
Ser astrólogo era una aventura cotidiana…
Ser astrólogo era ser médico, psicólogo, teólogo, historiador, matemático, astrónomo, geógrafo, alquimista… y acumular un sinfín de conocimientos necesarios como una preparación previa a la interpretación final de la carta natal.
Solo basta recordar la rápida evolución que hubo en el cálculo de una carta natal en los últimos 30 años, para darse cuenta que tal vez, mil quinientos años atrás o tres mil quinientos años atrás las condiciones de un astrólogo eran totalmente diferentes.
Conocí a un astrólogo que con efemérides y regla de cálculo elaboraba en no más de una hora un mapa natal totalmente correcto. Claro que para encontrar las casas astrológicas la tarea demandaba otra hora adicional de trabajo, más el dibujo correspondiente.
Pasé en los últimos años de utilizar logaritmos diurnales en la construcción de una carta natal, luego apareció la calculadora electrónica; un paso muy importante fue la aparición de la calculadora programable; luego las primeras computadoras caseras con las que conseguir un programa más o menos correcto que calculara una carta en un tiempo menor a cinco minutos, hasta los actuales programas que en segundos nos brindan un detalle completo del cielo de nacimiento de una persona junto a las principales técnicas de pronóstico. Podemos decir que el avance de estos últimos treinta años ha sido vertiginoso.
Tenemos que tener en cuenta también que en los últimos quinientos años hemos contado con efemérides más o menos bien calculadas, tablas de casas o de ascendentes, tablas de ascensiones rectas, y la utilización de los telescopios permitió ampliar en tres más, la cantidad de planetas utilizada en la interpretación, contando ahora con elementos transpersonales cuando durante mucho tiempo una carta bien calculada se podía interpretar con el sol la luna y los planetas hasta Saturno, es decir, la gama visible de los planetas de nuestro sistema solar.
Uno de los aportes más importantes para la investigación astronómica, y por ende para la astrología es el que realiza Galileo Galiley al perfeccionar el telescopio, que había sido inventado poco antes en Holanda, lo que le permitió realizar importantes investigaciones en la observación de los planetas conocidos, las fases de la luna, cometas y estrellas fijas.
Galileo también cultivó la astrología. Nunca se supo bien si por convicción o por conveniencia, pero de sus incursiones en esta disciplina deja constancia escrita en su libro “El mensajero de los astros” donde dedica una introducción basada en la astrología a la casa de los Médici, quienes en ese entonces actuaban como sus benefactores.
Todos sabemos también, las presiones por la que tuvo que atravesar Galileo cuando sus teorías fueron cuestionadas por la iglesia, al punto de obligarlo a abjurar de sus creencias para salvar su propia vida.
Pero la pregunta que deberíamos hacernos la mayoría de los astrólogos es: ¿Cómo hacían los astrólogos de la antigüedad, mucho antes del siglo XVI, para calcular sus temas correctamente, cuando no disponían de calculadoras, computadoras, efemérides correctas, logaritmos especializados… a lo sumo, solo contaban con su observación, su aguda vista, sin telescopios que le permitieran ir más allá, y solo limitados a lo que el ojo podía apreciar?
No solo había que tener buena vista, sino capacidad de cálculo y abstracción para comprender un Universo en constante movimiento alrededor de la Tierra, desentrañar la diferencia entre estrellas y planetas, fijar sus posiciones en el zodíaco y agregar además la representación mundana con su correspondiente ascendente y sistema de casas.
Era una astrología de la observación. La observación directa del cielo para predecir, para dibujar un mapa astral, para sacar conclusiones del movimiento real del cielo y no del que nos cuentan las efemérides. Curiosamente, los astrólogos antiguos miraban permanentemente el cielo. ¿Hace cuánto que nosotros no nos asomamos a una ventana, para mirar aunque más no sea la posición de la luna llena? Y de esa observación permanente del cielo, nacía también la interpretación…
Justamente se da cuenta de esa manera de interpretar, rudimentaria si se quiere, pero rica en simbolismos relacionados con épocas muy diferentes a las nuestras, una serie de tablillas que se encuentran en el museo Británico y que datan del año 669 AC cuando el Rey Asirio Asurbanipal creó una de las bibliotecas más importantes de la época, que entre otras ciencias recogía el saber astrológico de la época.
Estas tablillas con grabados cuneiformes sobre arcilla recopilaban los siguientes aforismos astrológicos:
“Mercurio es visible.
Cuando mercurio es visible en el mes de Kisllou
hay ladrones en el país.
Si un halo rodea la luna, y Júpiter se encuentra en su interior,
el Rey de Akkad será asediado
y los animales perecerán en el campo…
He escrito al rey mi amo: tendrá lugar un eclipse.
Ha tenido lugar en efecto: es un signo de paz.”
“El mes Addaru tendrá 30 días.
En la noche del 13 al 14 he observado el cielo en un sueño,
me he elevado siete veces, pero no ha habido eclipse.
Enviaré un informe al rey.”
De Egipto procede el zodíaco más antiguo que se conoce, el de Dendera, que se encuentra ahora en el museo del Louvre en Francia, llevado a ese país por Napoleón.
El calendario en China empezó a contarse en el año 2637 A.C y se marca por los meses lunares, de ahí que cada año inicie en un día diferente de lo que viene a ser para nosotros enero o febrero.
Una de las técnicas que se han desarrollado más en la actualidad, como lo es la astrología Dracónica, nace puramente de la observación de los eclipses. Este tipo de astrología es una vertiente de la astrología Hindú basada fundamentalmente en la observación ocular de los eclipses. El momento del eclipse siempre era el cero grado de aries para esta disciplina. Desde ese momento se comenzaba a contar como punto de inicio de un zodíaco con inicio en el lugar del eclipse. De allí la lógica entonces, de la existencia del zodíaco lunar.
Muchos autores buscaron unir la Astrología con la alquimia, creando recetas mágicas y un ejemplo es el encontrado en un recetario de Abu´l Kassim, dice: “para destruir una ciudad, hágase una imagen, bajo la hora de Saturno, cuando los infortunios están bajo el ascendente de la villa y el señor del ascendente se encuentran en el infortunio; hágase que las fortunas sean desviadas del ascendente y de su señor, así como del tercer decanato de la casa uno, y de las casa 4, 7 y 10. Luego entiérrese esta imagen en medio de la ciudad y se verán maravillas.”
Tal vez lo que ahora conocemos como Radiónica, nos explique de alguna manera mas lógica, esta forma de pensar en la astrología en la antigüedad.
En la Edad Media, en 1142, el monje jurista y profesor de teología Graciano, redactó un decreto titulado: “Concordia de la Cánones Discordantes”. Su obra es perteneciente al Derecho canónico que, como indica su título, trata de conciliar la totalidad de las normas canónicas existentes desde siglos anteriores, muchas de ellas opuestas entre sí. Como se imaginarán la obra es monumental, y se anuncian prohibiciones por doquier, en un apartado específico sobre las Supersticiones señala la Astrología.
Para los romanos la superstición era la actividad que consistía en rezar y ofrecer sacrificios todos los días para que sus hijos sobrevivieran a los desafíos. Pero los primeros cristianos que combatieron fanáticamente las tradiciones olímpicas venidas de los griegos y romanos, osaron llamar supersticiones a las actividades dedicadas según ellos a los falsos dioses y a los demonios.
Dice el Decreto de Graciano: “Se prohíbe: Los magi: estudiosos que observan las estrellas, excepto los reyes magos.
Los nigromantes: vaticina el futuro invocando los muertos.
Los hidromanti: quienes escrutan el agua para evocar las sombras de los demonios.
Los arioli: profieren plegarias maléficas ante altares de ídolos, ofrecen sacrificios funestos.
Los haruspices: observan las horas antes de afrontar un asunto o emprender una tarea, examinan las entrañas del ganado y así predicen cosas futuras.
Los auguri: observan el vuelo y el canto de los pájaros.
Los sortilegi: en nombre de una supuesta religión ejercen la ciencia de la adivinación y prometen cosas futuras mirando determinadas escrituras.
Las pythonisas: predicen el futuro.
Los mathematici: determinan el destino de un hombre en función de la conjunción de los astros en el día de su nacimiento.
Los astrologi: sacan sus augurios de los astros.”
Pero la verdad que nos cuenta la Historia, es que a pesar de estas disposiciones, la Astrología se abrió paso a pesar de todo, la misma Iglesia a veces permitía que algunos la estudiaran, pero insistía más en prohibir la unión de la Astrología con la Alquimia, cosa imposible en la edad media, porque todo astrólogo era alquimista, pues buscaban saber cómo transformar algunos designios, y la alquimia venida por los árabes ofrecía la práctica para realmente trasformar, al ser, a su naturaleza y el destino mismo.
A pesar de las censuras de la Iglesia, la Astrología siguió caminando. Pero cambió el perfil del Astrólogo. El Astrólogo de la Antigüedad pasaba por ritos de iniciación, estudiaba medicina, magia y artes para leer los mensajes de los Dioses, luego como parte de las Castas Sacerdotales guiaba a los Emperadores, Faraones y Reyes. Ahora, era distinto, porque la Iglesia Católica montó una nueva estructura sacerdotal. No vamos a encontrar el Astrólogo, médico iniciado y protegido por los ministros espirituales y religiosos; ahora encontraremos un apasionado de la Astrología por cuenta propia y riesgo. Un amante de la verdad, la filosofía, la teología y que además quiere comprender este saber de la antigüedad. Y los que descollaban en su práctica conseguían trabajo en una Corte Feudal.
Históricamente se le debe a la Iglesia Católica, la condena de la Astrología en el mundo Occidental como un Principio de Saber, y la Edad Media y el Renacimiento fueron momentos en donde más se persiguió a la Astrología y a sus practicantes. Siglos más adelante la llamada Ciencia Moderna terminaría por buscar su aniquilación mediante un método poco científico, no buscando la verificación, sino buscando el desprestigio a través del chisme y el rumor.
Roger Bacon (1214-1292) Filósofo, científico, y teólogo inglés. Conocido también como Doctor Mirabilis («Doctor Admirable», en latín), fue uno de los frailes franciscanos más famosos de su tiempo. Estudió en Oxford y luego sería maestro en este mismo lugar. Abarcó el saber de la época y se le considera pionero en establecer los fundamentos del método científico. En su texto Opus Minus escribió “Noticias Celestes” y dice: “hay 2 tipos de astrología, una legítima dedicada al estudio de los astros y otra ilícita que trata de poner en juego por diversas operaciones mágicas las influencias demoniacas”.
En la biblioteca de Copérnico se han encontrado las Tablas Alfonsinas, y su amigo Gerng Johachim ( hijo de un médico decapitado acusado por practicar brujería) conocido como el astrólogo Rethicus, era además médico y matemático, fue quien se encargó de hacer contactos para editar su obra, y sabiendo que para esos tiempos la astronomía y la astrología se estudiaban juntas, no hay que dudar que Copérnico tuvo su encuentro con la Astrología.
Tycho Brahe había hecho parte de la construcción de Uraniborg (“Castillo de Urania”), ubicado en la isla danesa Ven, era un centro astronómico construido como un palacio entre los años 1576 y 1580. El palacio contenía un taller para practicar la alquimia y los jardines se podaban formando diseños geométricos de plantas y hierbas. Brahe no era ajeno a su entorno, en donde los estudiosos buscaban unir el estudio de los astros con el de los metales y la naturaleza en general; había también un observatorio astronómico, Stjerneborg («Castillo de estrellas»).
Mientras Copérnico, Kepler y Brahe se cuidaban de ser llevados a juicio por herejía, y a Galileo Galileo le tocaba retractarse y aceptar la condena de encierro de por vida; los astrólogos también enfrentaban la Inquisición, es el caso de Cosme Ruggie, quien trabajaba levantando cartas para Catalina de Médicis en Francia. En el juicio fue dejado en libertad después de haber explicado brillantemente a sus jueces que la Astrología que él practicaba descansaba en leyes perfectamente naturales, y no tenía nada que ver con la vocación mágica de espíritus. Para esos días las autoridades eclesiásticas adoptaron una posición que había dejado Santo Tomás de Aquino, consistía en admitir la legitimidad de la adivinación astrológica en tanto que esta no limitara el libre albedrío humano y que no se practicaran asuntos mágicos donde se invocaban espíritus o demonios.
Cosme Ruggieri se salvó de la hoguera y siguió trabajando para la florentina Catalina de Médicis esposa de Enrique II Rey de Francia, protectora de astrólogos, magos y alquimistas que le aconsejaran como guiarse en medio de tanta intriga dentro del Palacio, por eso no tardó en convertirse en la protectora del napolitano Luc Gauric, astrólogo y matemático gozaba del reconocimiento de varios aristócratas, y quien le predijo con 7 años de anterioridad la muerte del rey: “ le recomiendo evitar todo combate singular en campo cerrado, sobre todo alrededor de los 41 años, ya que a esa edad hay amenaza de una herida en la cabeza que podía traer como consecuencia la ceguera o la muerte”.
En 1555 hicieron invitaron a Michel de Nostradamus, médico, astrólogo y vidente francés a la corte para que ampliara a cerca del pronóstico sobre el accidente del rey, era ya conocido por las publicaciones de sus almanaques, y no dudó en indicar que el rey moriría por accidente en un torneo con una herida en la cabeza que además lo dejaría ciego, y precisó la fecha. Gauric murió, el pronóstico sobre Enrique II se cumplió con exactitud heredando el trono su hijo Carlos IX, quien contrató a Nostradamus como astrólogo y médico de la corte.
También en 1555, en Inglaterra, el matemático, geógrafo, astrólogo y alquimista Jhon Dee, era arrestado por la Iglesia acusado de levantar cartas astrales, finalmente fue absuelto. Visitó a Isabel I quien se hallaba recluída y con amenaza de muerte, él le predijo que sería reina, y así fue efectivamente, pasó a ser protegido de la Reina Isabel I, convirtiéndose en su consejero, geográfico, astrológico y científico.
En Francia, Jean Baptite Morin de Villafrance, matemático, astrónomo y astrólogo, escribió Astrología Gálica, donde a través de 26 libros da cuenta de que las influencias celestes son causas universales; su acción sobre un punto determinado depende de los aspectos que se presentan, en el nacimiento, entre las casas astrológicas y los astros. Para establecer predicciones es necesario conocer la naturaleza y el estado celeste de cada uno de los planetas, el signo zodiacal por el cual se desplaza, su posición en tal o cual casa astrológica, y finalmente sus vinculaciones con planetas. Y todos sus aportes son completamente validados por los actuales astrólogos.
Contemporáneo de Morin, fue el padre capuchino Francois Yves, en 1654 publicó El «Destino y El Universo», donde se esforzó por predecir grandes acontecimientos. El Parlamento de la Región de Rennes mandó a quemar el libro y la Sorbona ordenó la incautación de los ejemplares.
Podemos decir entonces, luego de este incompleto resumen que quienes nos precedieron en el arte de la astrología, eran realmente estudiosos de calibre, que desarrollaron en profundidad la astrología, medicina, magia, historia, sicología, música, artes, medicina, y un sinfín de disciplinas conexas con el fin de poder explicar el porqué del sincronismo del ser humano con el universo.
Muchos pagaron con su vida su osadia, pero la gigantes mayoría, persistió en sus ideas y nos dejó un importante legado que es obligación nuestra tratar de proteger y preservar.
La Astronomía
La Matemática
La Geometría
La Psicología
La Geografía
La Psicología
La Música
La Arquitectura
La Medicina
La Quimica
Y cientos de otras disciplinas, no tendrían lugar en el presente, si astrólogos perseverantes, aún a riesgo de su vida no habrían perseverado en el desarrollo y práctica de la astrología.
La misma astrología, se enriqueció, y adquirió en esa época el cuerpo de conocimiento que tiene en la actualidad.
Pero si volvemos al inicio, todo tuvo lugar mediante la observación. Mediante el ojo puesto sobre el Universo conocido. Asi fue como Magia, Alquimia y Astrología conformaban una sola disciplina que se llamaba ASTROSOFIA.