Bienvenidos a LA NACIÓN DE URANIA
Ejercicios de visualización con los signos zodiacales
Presentamos distintos ejercicios especialmente preparados para meditadores que poseen un minimo de conocimientos astrológicos, cuya práctica les permitirá introducirse en la esencia de sus signos solares. La técnica puede apicarse también para planetas en signos y cúspides de casas en signos.
ARIES:
Visualicen un cielo completamente cubierto por oscuros nubarrones, densos, macizos. Sus colores son grises, negros, con reflejos violetas y púrpura. Casi no hay luz en esas nubes. Se mueven lentamente, pesadamente en la oscuridad. Debajo de ellas esta el Océano. Plomizo, con olas gigantescas que se elevan amenazantes y caen pesadamente sobre si mismas. Vean como surgen, densas, desde la profundidad, y como abren abismos en su ascenso. Observen todo ese movimiento de nubes y Océano, oscuro, lento, sin color. Y ahora vean un rayo que golpea las nubes, escuchen el fragor de un trueno, y vean un haz de luz solar que atraviesa la oscuridad y toca el mar. Y vean como desde el fondo del Océano se eleva un torbellino de fuego, rojo, ardiente, que avanza con fuerza terrible hacia la superficie. Vean como el fuego irrumpe entre las olas y como de el sale, dando un salto sobre las aguas un enorme carnero luminoso. Lleno de fuerza, lleno de luz, lleno de fuego. Vean como se eleva imponente sobre las olas y como ahora salta sobre la playa. En la playa sobre la arena brilla el sol. Allí todo es luz. Y el carnero corre, poderoso, hacia adelante en la arena dorada. Nada puede detenerlo. Vean su gran cabeza con cuernos en espiral. Sus ojos están clavados en la arena. No mira adonde va. Solo corre. Lleno de luz, lleno de fuego. A veces se agita. Cabecea para quitarse las algas del fondo del mar que aun cuelgan de sus cuernos y de sus patas. Y corre, corre, siempre hacia adelante. Entren en el carnero. Sean el carnero. Y sientan la energía que tienen, la potencia, la libertad. Solo desean correr; sentir sus músculos poderosos, sus patas golpeando el suelo. Sentir su fuerza. Sentirse… Sentirse… Ser… No miran hacia adelante. No hay paisaje. No les interesa. Solo existe la arena de la playa que pasa velozmente ante sus ojos, y esa sensación de potencia, de libertad. A lo lejos aun se escucha el fragor del Océano. Y ustedes siempre corren hacia adelante. Sintiéndose ser energía… Ser luz… Ser fuego… Sintiéndose ser… Ser.
TAURO:
Visualicen nuevamente al carnero. Véanlo correr; siempre. Pero ahora esta cansado. Jadeante. Esta exhausto. Sus patas ya no tienen la fuerza de antes. Se siente débil. Tiene hambre… Hambre. Necesita detenerse aunque no quiera. Ya no puede avanzar. La playa ha terminado. Vean como aparece ante ustedes una hermosa pradera, extensa, abierta. De pastos verdes, altos, frescos. Con árboles llenos de frutos y de flores. Escuchen el canto de los pájaros. El cielo es muy azul, sin nubes. Vean mariposas de hermosos colores y abejas que zumban de flor en flor. Escuchen el ruido del agua entre las piedras de un arroyo. Todo esta lleno de vida. De vida exuberante, fecunda. Y esta en paz. Todo crece en paz. Y el carnero comienza a alimentarse en esa paz. Y al hacerlo crece. Crece y se transforma. La luz del carnero va dejando lugar a la forma oscura de un enorme toro negro. De grandes y blancos cuernos. Véanlo, imponente, pero muy quieto. Solo come. Come y crece. Cada vez mas, en medio de toda esa vida. Acérquense al toro. Vean sus movimientos lentos, muy lentos, pero firmes, muy firmes. Vean su enorme cuerpo. Acérquense mas a el y acarícienlo. Sientan a través de su mano la vida potente que hay en ese cuerpo tan sólido y firme, y entren en el toro. Sean el toro. Y sientan su cuerpo, enorme. Y sientan como están firme-mente posados sobre la tierra. Extendidos sobre la tierra. Sólidos. Seguros. Sientan como no hay necesidad de moverse. Todo es lento en ustedes. Pero la fuerza es inmensa. Conéctense con las sensaciones del toro que son. El estremecimiento de ese cuerpo. Sientan la vida que tienen dentro. La vida fecunda que son. Vida potente que quiere recibir vida y dar vida. Sientan el deseo. El hambre. Y coman esa hierba que es vida. Saboréenla. Gusten la vida en esa quietud. Vean la tierra negra, grasosa, el humus lleno de vida del cual surgen los pastos. Así son ustedes. Así es el toro. Sientan su cuerpo crecer cada vez mas, lentamente, y contemplen otra vez ese paisaje. Vean su paz. Su belleza. Sientan como su frente se abre. La frente del toro esta abierta de luz. Viendo la belleza de la vida, quieta, fecunda. Generadora de infinitas formas. Ante sus ojos y dentro de ustedes fluye la vida. Adentro y afuera. La potencia de la vida… La vida.
GEMINIS:
Vean ahora como el toro se estremece. Brama. Se agita. El toro ha seguido creciendo y ahora tiene dimensiones gigantescas. Su inquietud aumenta. Sus bramidos son terribles. Algo se mueve dentro de el, pugna por salir. Vean como el paisaje ha desaparecido. El gigantesco toro esta suspendido en el espacio y se retuerce furiosamente. Terriblemente poderoso. Una enorme masa oscura, llena de vida en agitación. Bramando, abre su boca enorme, y vean como de ella comienza a salir un gigantesco huevo. Muy blanco, muy brillante, va emergiendo de la boca del toro negro, hasta que sale completamente y cae en el espacio. Y ahora vean como el huevo se abre. En dos mitades. Y de ellas surge un niño. Un hermoso bebe dorado, que rie. Ríe, ríe. Vean sus ojos brillantes, despiertos. Vean su alegría. Esta jugando. Jugando con un montón de cubos. Cubos de luz y de oscuridad. Blancos y negros. Fríos y calientes. Livianos y pesados. Grandes y pequeños. Vean como los mira atentamente. Como los toca y los dispone en orden, uno por uno y va creando formas. Formas muy hermosas y variadas. Y de pronto con sus manitos las derriba. Y se ríe. Véanlo reírse. Esta lleno de alegría y de inocencia. Vean como construye y destruye, lleno de vida. Juega. Ríe. Acérquense mas a el. Tóquenlo. Perciban su vitalidad. Y ahora entren en el. Sean el niño dorado. Sientan dentro de ustedes la alegría, la frescura, la inocencia de ser niño dorado. Siéntanse rodeados de estrellas y siéntanse brillantes y vivos como el sol. Y vean a su alrededor los cubos, los infinitos cubos negros y blancos que los rodean. Ustedes están en el centro y ellos están allí para jugar. Obsérvenlos atentamente. Cuan maravillosos son. Tóquenlos. Descúbranlos y vean como pueden combinarlos. De miles de formas diferentes. Siempre nuevas. Sorprendentes. Y sientan la alegría de jugar, jugar, jugar. Construyan y de un solo golpe destruyan lo construido. Y rían. Y vean como aparece otra cosa sorprendente. Construyan y destruyan. Combinen, reúnan, ensamblen y deshagan, dispersen. Sientan toda la alegría de poder hacerlo sin limites. Sientan la inocencia del juego. Revuélquense entre los cubos maravillosos, riendo, jugando. Infinitamente.
CANCER:
Vean otra vez al niño jugando en el espacio. Esta muy interesado en lo que hace. Construye formas cada vez mas complejas con sus cubos de luz y de sombra. Y con sus combinaciones ha hecho una esfera. Vean sus manos trabajando en ella. La esfera es el planeta Tierra. Girando en el espacio rodeado de estrellas. Acérquense a ella. Cada vez mas. Vean lo que el niño ha construido con la luz y con la sombra. Es de noche. La Luna esta creciendo en el cielo. Ustedes están llegando a una jungla. Sus árboles son gigantescos. Llenos de vida. Pero todo es muy oscuro. Apenas pueden adivinar las formas en la noche. Esa masa oscura esta llena de sonidos, de movimientos. Percíbanlos. Es la vida de la selva. Amenazante. Peligrosa. Pero ahora vean un claro entre los árboles. Allí hay luz. Es una aldea. Acérquense a ella. Es pequeña. Esta defendida por una fuerte empalizada. Rodeada por un foso y en la entrada hay un puente levadizo. Hay guardianes fuertemente armados protegiéndola. Entren a la aldea. Crucen el puente. Comiencen a recorrer las callejuelas. Escuchen voces, ruidos. Vean luz, perciban movimiento. Sientan olor a comida. Allí hay mucha gente. Hombres, mujeres, niños, ancianos. Están todos sentados en el centro de la aldea. Alrededor de un gran fuego. Vean sus llamas elevándose, sus brasas. Perciban su calor protector. Al lado del fuego esta el estandarte de la aldea y allí están todos. Hablan, ríen. Comen. Juegan. Cantan con hermosas voces. Las madres amamantan a sus hijos. Allí todos se conocen. Perciban como se sienten seguros, como confían uno en el otro. Vayan entrando en alguno de los habitantes de la aldea. Ustedes son uno de ellos. Escuchen los relatos de las mismas viejas historias compartidas. Sientan el calor del fuego en su piel y en su cara. Sientan el sabor de la comida. El olor. Perciban como allí todo es conocido. Desde siempre. (En esos rostros hay tantos recuerdos! De alegrías, de tristezas. De peleas, de afecto. Allí con ellos ustedes se sienten seguros. Es su vida. Vean cuan diferentes son uno del otro. Y sin embargo esa sensación de unidad. De afecto entrañable. Allí no tienen miedo a nada. Se sienten muy bien. En paz. Pero sus ojos van hacia la noche, hacia la selva y sus ruidos, allí esta el temor. Allí esta lo desconocido. Sienten ganas de abrazarse con todos los demás. De estar muy juntos a ellos, sin miedo. Al lado del fuego. Quieren permanecer para siempre allí. No separarse nunca de ellos. Pertenecer a la aldea.
LEO:
Vean nuevamente la aldea. Esta amaneciendo. Todos duermen alrededor de los restos del fuego, abrazados unos con otros. Pero alguien esta despierto. Un hombre mira hacia la selva. Quiere conocerla, quiere entrar en ella. Solo. Se siente diferente a los demás. La selva lo atrae irresistiblemente. Véanlo muy erguido, saliendo de la aldea, cruzando el puente, atravesando el claro. Esta entrando en la jungla, llena de vida, llena de misterio. Escuchen sus ruidos. Perciban la frescura del follaje. Vean como la luz del amanecer penetra en la oscuridad. Y vean como el hombre se abre paso, alejándose para siempre de su aldea. En su camino va encontrando extraños objetos. Son objetos de poder. Primero se encuentra con un par de cuernos de toro. Y se los pone en la cabeza. Luego, una piel de león, y se cubre los hombros con ella. Mas tarde encuentra plumas de águila y se las coloca en la espalda. Como alas. Y sigue adelante, hasta que llega a otro claro. Allí hay una colina. Y sube por ella. Desde la cima mira a lo lejos. Su corazón se agita. Apenas puede percibir la aldea a la distancia. Ha llegado donde nadie se había atrevido antes. Su pecho estalla de alegría, de entusiasmo, se siente lleno de fuerza, de valor. A su alrededor hay cuatro formas de piedra. Son estatuas toscas, sin terminar, dispuestas en cuadrado. El esta en el centro, con sus atavíos. Una piedra tiene la forma de un toro. Otra parece un león. La tercera se asemeja a un águila. Y la cuarta tiene el aspecto de un hombre. Acérquense a nuestro personaje que esta entre las cuatro enormes estatuas. Entren en el. Sean el. Véanse en el centro, sobre la colina y miren alrededor. Vean donde han llegado. Sientan su corazón latir. Se sienten poderosos, diferentes. El sol brilla con fuerza sobre ustedes. Y tienen ganas de moverse, de danzar. Dancen. Dancen llenos de entusiasmo, llenos de fuerza. El corazón les late en el pecho. Y miran el sol que brilla en el cielo. No pueden contener un grito que les sale de la garganta. Yo. Yo soy. Yo soy yo. Dancen y griten. Yo soy yo. Hasta que se van calmando. Poco a poco se serenan. y mirando en todas direcciones dicen una vez mas: yo soy yo. Y con esa fuerza descienden la colina. Para alejarse cada vez mas de la aldea. Van hacia lo desconocido. Están solos. Nadie puede acompañarlos. Muy solos. Sabiendo quienes son.
VIRGO:
Vean otra vez a nuestro personaje, caminando seguro, desafiante, con sus atavíos. A atravesado toda la selva y ahora se encuentra en medio de un campo de trigo dorado. Ante el se eleva una cadena de montañas. El valle en el que esta encerrada su aldea ha terminado. Las montañas le impiden seguir avanzando. Pero el se dispone a ir mas allá. Nada puede detenerlo. Vean como sube a las montañas. Paso a paso. Vean las rocas empinadas, cada vez mas. Y vean ahora como resbala, como cae y se golpea, y como se incorpora nuevamente y vuelve a subir. Pero otra vez cae. Rueda montaña abajo y se golpea otra vez. Esta lastimado, sucio, sangrando. Pero sigue intentándolo. Una y otra vez. Y una y otra vez va a caer. Siente que no puede. Que no puede. Esta muy lastimado. Herido. Véanlo mirando impotente a las montañas. Esta llorando. Esta agitado y ya no puede mas. Vean como se tiende sobre la tierra, boca abajo, llorando, se aferra a ella. Nada puede hacer. Se abraza a la tierra. Mírenlo otra vez. Esta como inconsciente. De su boca comienza a salir un delgado hilo. Y vean como comienza a envolverse con ese hilo. Lentamente, laboriosamente, el hilo rodea sus piernas, su torso, sus brazos. Su cabeza describe amplios círculos y el hilo lo va recubriendo, rodeándolo, cada vez mas firme, hasta inmovilizarlo. Es como un gusano que esta tejiendo su capullo. y sigue envolviéndose en el, hasta que el capullo va adquiriendo formas definidas alrededor de su cuerpo, hasta quedar terminado. Inmóvil. Parece una estatua. Una figura imponente. Tiene garras de león. Patas de toro. Alas de águila. Y su rostro se ha transformado. Es el rostro de una mujer, absolutamente inmóvil. Es una esfinge. Véanla en su misterio. Pétrea, rodeada de montañas. Solo sus ojos de mujer tienen vida. Ha terminado su trabajo y ahora espera serenamente. Entren en la esfinge. Sean la esfinge. Sientan su cuerpo de esfinge. Están muy quietos. Solo sus ojos se mueven y todo lo ven, todo lo escrutan, atentamente. Y ahora sus ojos van hacia adentro. Vean en su interior, todo es oscuro, como una caverna. Sin luz. Pero entre esas sombras hay una extraña actividad. Algo esta sucediendo aunque no pueda verse externamente. Atrévanse a percibir en su interior de Esfinge. Sientan como son tan solo un envoltorio, un capullo. Y algo se esta gestando en su interior. Percíbanlo. Crece muy despacio. Se nutre de ustedes. Su cuerpo de esfinge protege el trabajo invisible, la actividad oculta. En la quietud . En la espera. Afuera el sol esta brillando y un rayo de luz penetra por sus ojos. Sientan el calor del sol en su interior. Sientan la luz solar trabajando adentro de ustedes, en su corazón. Esa luz también son ustedes. Ocultos. Latentes. Ignorados por su conciencia, pero activos, trabajando. En la espera.
LIBRA:
El tiempo ha pasado. Vean otra vez a la esfinge, misteriosa, quieta. Sin embargo algo nuevo esta sucediendo. La esfinge late. Vibra. Su cuerpo comienza a resquebrajarse, se agita, se va abriendo y trozos enteros de su cuerpo caen al suelo. El capullo se esta rompiendo y algo comienza a salir de el. Lentamente se va liberando del encierro. Extiende sus brazos, suelta sus piernas. Se esta irguiendo. Es una hermosa mujer, la mas hermosa que puedan imaginar. De largos cabellos. Sus ropas son tenues, livianas, transparentes. Sus pies apenas tocan el suelo. Todos sus movimientos son lentos, sutiles, mientras va observando a su alrededor. Y de sus espaldas van emergiendo un par de alas. Hermosas, brillantes, de colores tornasolados, casi transparentes. Vean como la mujer va hacia la montaña con sus alas completamente desplegadas. Y ahora comienza a elevarse. Vean el brillo del sol en sus alas de mariposa. Casi no las mueve, se esta dejando llevar por el viento, hacia arriba, hacia las montañas. Hacia el cielo abierto, azul. Entren en esa hermosa mujer. Sean esa mujer. Sientan como se elevan, como se alejan del suelo y de los restos de la Esfinge. Vean el cielo abierto, azul, van hacia el. Siéntanse livianos, sutiles. Sientan su hermosura. Sientan la gracia que poseen, como flotan en el viento. Y maravíllense ante la belleza del paisaje que va apareciendo ante sus ojos. Todo es perfecto. Todo se abre ante ustedes y todo parece nuevo. Cada cosa esta en su lugar. Es la perfección. Pósense suavemente en la cima de la montaña. Y descubran lo que había al otro lado. Vean otros valles con innumerables aldeas, vean ríos serpenteantes. Vean mas montañas. Es un mundo nuevo. Han descubierto un mundo nuevo mas allá de la selva y de la aldea de la cual provienen. Muy a lo lejos hay una enorme montaña de picos nevados. En su cima brilla una luz. Sientan la alegría del descubrimiento. Otros valles. Otras aldeas. Lo nuevo. Siéntanse sonreír. Sus labios se abren en una hermosa sonrisa. Amplia. Muy amplia, radiante. Quieren conocer toda esa belleza que brilla al sol. Quieren ir hacia ella. Pero de pronto recuerdan su valle, su aldea, los suyos. Se dan vuelta para verla. (Es tan pequeña a lo lejos en la selva oscura! Pero es hermosa. Ustedes sienten la vida de la aldea y la anhelan. Pero también sienten la vida que hay al otro lado. Es el nuevo mundo y también lo desean. Miran hacia uno y otro lado. Oscilan, vacilan. Sienten el enorme impulso de avanzar y el enorme impulso de retroceder. No pueden decidir. No pueden actuar. Todo es igualmente hermoso, todo es perfecto y ustedes permanecen observando a ambos lados. En su infinita belleza, las infinitas aldeas. Todo esta ante ustedes, la vida se abre ante ustedes. Déjenla entrar, en la quietud, todo se abre como el cielo. Su corazón se abre. Acepten todo. Todo es perfecto, es belleza, es armonía. Vean, vean la totalidad y sus infinitos caminos, vean su armonía. Su belleza. Su orden.
ESCORPIO:
Vean otra vez a la hermosa mujer en la cima de la montaña. Véanla con sus alas desplegadas, sonriente, acariciada por el viento. Vean como su mirada ya no va hacia el horizonte. Ha posado sus ojos en una roca, y en ella hay una espada profundamente hundida en la piedra. La mujer tiende su mano hacia la hermosa y brillante empuñadura de la espada. Y con un gesto suave logra que la espada se libere de la piedra en la que estaba atrapada. Ahora la mujer tiene la espada en sus manos. Su hoja de acero brilla al sol, sus ojos están fijos en lo desconocido, y la hermosa mujer comienza a transformarse. Se esta convirtiendo en un hombre; en un guerrero, corpulento, aguerrido. Miren la resolución que hay en sus ojos, perciban su intrepidez. La decisión esta tomada. Esta ávido por conocer los nuevos mundos. Descubrir sus misterios, encontrarse con otros seres. El pasado no puede detenerlo. Vean como se lanza montaña abajo, como corre entre las rocas. Observen la resolución que hay en sus ojos. Se ha lanzado a abrazar lo desconocido. Pero al llegar al valle, súbitamente, algo sucede. La tierra se está abriendo ante el. Es una profunda grieta, amenazante, abismal. Algo horrible, viscoso, húmedo, de fauces ardientes. Véanlo. Es un gigantesco dragón que sale a la superficie desde las profundidades de la tierra. Vean sus garras poderosas, su enorme cola y vean como despliega sus gigantescas alas. Su piel es escamosa, repugnante, y se lanza sobre el guerrero. Quiere devorarlo. Pero el guerrero no huye, esta dispuesto a enfrentarlo, y el combate comienza. Vean como el guerrero golpea al dragón con su espada y lo hiere y como el dragón hiere al guerrero una y otra vez con sus garras. Vean como combaten con los ojos fijos uno en el otro. No existe otra cosa que el combate. Escuchen su fragor, los bramidos del dragón, vean el fuego de sus inmensas fauces. Hasta que el guerrero de un golpe, corta la cabeza del dragón; véanla rodar por el suelo. El guerrero siente que finalmente ha triunfado y se dispone a seguir su camino. Pero el dragón no ha muerto; una nueva cabeza crece y reemplaza a la anterior. Y el dragón vuelve a atacar, la batalla no ha terminado. Una y otra vez vean como cae la cabeza del dragón y vean como todas las veces una nueva cabeza vuelve a crecer. La batalla es interminable. Acérquense al guerrero, vean su enorme tensión en la lucha. Entren en el guerrero. Ustedes son el guerrero. Están frente al enorme dragón. Vivan el combate. Ataquen, defiéndanse. Sientan que la lucha es a vida o muerte. Están heridos. Cansados. La lucha se ha hecho interminable. Sientan el agotamiento. Nadie triunfa. Ni ustedes ni el dragón. Es una lucha infinita, sin sentido. Vean eso. Sientan eso. Y ahora miren directamente a los ojos del dragón. El también esta agotado, herido. Pero algo mas ha cambiado en el. Descubran como están mirando al dragón con ternura, y al hacerlo vean la ternura con la que el dragón los mira a ustedes. Todo se ha aquietado, ya no hay lucha. Sientan como se están acercando al dragón y como el avanza hacia ustedes, lentamente. Percíbanlo a su lado, tóquenlo. Acaricien su dura piel escamosa, viscosa. Descubran lo nuevo… Sientan como les invade el enorme deseo de abrazarlo. De subir a el. Háganlo. Suban al dragón. Siéntense entre sus alas, sientan el enorme cuerpo del dragón bajo ustedes, y sientan como vibra, sientan su fuego, su poder inmenso. Están sobre el. Y vean ahora como el dragón comienza a elevarse, a volar, y ustedes están sobre el. Sientan la potencia, el vértigo de ese vuelo, como una flecha hacia el cielo. Vean hacia abajo. Como todo se empequeñece desde las alturas. Ustedes pueden verlo todo, desde alturas increíbles, golpeados por el viento, llevados por el dragón. Cada vez mas arriba, mas arriba… Pero ahora el dragón cambia súbitamente de dirección y se lanza vertiginosamente hacia abajo. Vuelve a echar llamas por sus fauces. Van en picada hacia los valles. Sientan la potencia de esa bajada, la energía que los lleva y vean como el dragón se lanza sobre una aldea. Ustedes no pueden detenerlo, se lanza sobre los tejados y destruye, destruye. Vean el horror en el rostro de la gente que huye, escuchen los gritos. Vean la destrucción, sientan el vértigo… Pero ahora nuevamente el dragón se eleva y va hacia el cielo, hacia arriba como un águila majestuosa y ustedes suben, suben a alturas infinitas. Pero otra vez el dragón descenderá y volverá a destruir y otra vez se elevara. Una y otra vez, el ascenso y el descenso, hacia arriba, hacia abajo. Pero cada vez mas el dragón obedece a vuestras ordenes, cada vez es mas dócil. Pero ustedes están exhaustos, agotados. No saben donde ir, no saben que hacer. Sientan eso en su corazón y vean como sus manos van hacia la espada y como la elevan al cielo. Sientan como su corazón se abre y pidan, pidan ayuda. Y vean como desde una lejana montaña con una luz en su cima, se desprende un rayo luminoso y como el rayo golpea la espada y los inunda de luz y esa luz penetra en el dragón. Sientan esa luz en ustedes, en el dragón. Están inundados de luz. Luz.
SAGITARIO:
Vean como todo se ha transformado: el dragón se ha convertido en un hermoso caballo blanco, el guerrero es ahora un jinete de ropas livianas. Véanlos como cabalgan, velozmente, como si volaran sobre una inmensa llanura. Van hacia adelante, como una flecha. Galopan entre columnas, blancas y negras, alineadas a través de la llanura. El jinete pasa por el desfiladero de columnas casi sin verlas. Velozmente las deja atrás, una blanca, una negra, una blanca, una negra. Vean al hermoso caballo con sus largas crines blancas al viento. Perciban su fuerza, su docilidad, como responde al jinete. Vean a este, tiene la mirada fija hacia adelante. Sus ojos siguen a una flecha de fuego dorado que va indicando el camino. El caballo, el jinete, la flecha, a través de las columnas, galopando en la llanura. véanlos. Y ahora acérquense. Entren en el jinete; sean el jinete. Sientan la velocidad, el viento en la cara; sientan el gozo de esa libertad, la embriaguez del galope. Acaricien el cuello de su hermoso caballo. Siéntanlo dócil, fuerte. Es una parte de ustedes. Sientan su calor, su lealtad, como los sostiene. Experimenten la potencia del galope, su vaivén. Suben y bajan. Sientan el ritmo, el movimiento, siempre hacia adelante. Vean como la inmensa llanura pasa ante ustedes y como pasan las columnas; pero ustedes no se detienen en ellas, no se distraen. La mirada esta en la distancia, hacia arriba. Tienen los ojos fijos en la flecha de fuego. Véanla, atravesando el cielo, siempre adelante y ustedes tras ella. Parece desaparecer detrás de una cadena de montañas, pero cuando llegan a ellas, allí esta otra vez surcando el cielo, hacia adelante. Aparece una meta, llegan a la meta y surge otra meta. Lo unico que importa es la flecha. Hacia adelante. Siéntanse libres, fuertes, en un mundo abierto. No hay obstáculo que pueda detenerlos, y nada que pueda desviarlos, la dirección esta clara, hacia arriba y adelante. Siguiendo la flecha de fuego dorado. Síganla. Síganla.
CAPRICORNIO:
El jinete y su caballo blanco siguen en su carrera. Tras la flecha, meta tras meta. No están cansados. Véanlos frescos, enérgicos, siempre adelante. Pero ahora, ante ellos aparece una enorme montaña. Oscura. Sus picos nevados se recortan contra el cielo azul. En su cima ustedes pueden distinguir un hermoso resplandor. Luz. Es la misma montaña que vio inmensamente lejos, la hermosa mujer en libra. La misma de la cual emano el rayo de potentísima luz que dio en la espada del guerrero en Escorpio. Ahora esta allí. Imponente. Ha sido alcanzada. La flecha de fuego se hunde en el resplandor de su cima. El jinete y el caballo blanco se detienen a sus pies con los ojos puestos en la cumbre. Ya no pueden avanzar juntos. Vean como el jinete desciende de su cabalgadura. Debe abandonar a su caballo. De una alforja toma una capa y una capucha, y se cubre con ellas. Se aleja del caballo blanco y se dispone a iniciar la subida. Lentamente. Vean las enormes rocas entre las cuales se abre paso… Sigue estrechos senderos, apenas insinuados. Va poniendo un pie tras del otro, cuidadosamente, con esfuerzo, silencioso, concentrado. Sientan el frió de la montaña, el viento punzante que los golpea. Hay niebla delante de ustedes. Y sigan avanzando paso a paso, incansablemente. Sin mirar a los costados. Siguiendo el sendero, bordeando abismos. Trepando por las rocas, siempre hacia arriba, con esfuerzo, lentamente. Vean como aparecen pequeños torrentes de aguas cristalinas, con hermosos peces en ellos. Sus pies se hunden en esas aguas, pero no pueden detenerse, siguen adelante. Envueltos en su manto, cubiertos por su capucha. En el frió cada vez mas intenso, el viento cortante, la niebla espesa. Están muy solos, terriblemente solos. Solo pueden ver las rocas y la inmensidad de la montaña, los abismos. Casi no hay sendero. Parece imposible pasar por allí, pero no pueden detenerse, deben llegar y avanzan. Avanzan hacia el resplandor que aparece tras la niebla. No tienen conciencia de cuanto tiempo ha pasado, están muy cansados. Pero la cima esta allí. La han alcanzado. Esta enfrente de ustedes, al otro lado de un abismo. Mírenlo, miren hacia abajo, la inmensidad de la grieta. Es muy profunda, muy ancha. Del otro lado esta la cima, la meta, el resplandor. Un frágil puente colgante cruza el abismo. Vean como se agita en el viento. Solo les queda atravesarlo. Sientan la satisfacción por haber llegado hasta allí, respiren profundamente, su pecho esta lleno, tan solo falta un paso para llegar, lo han logrado. Sientan la necesidad de darse vuelta y contemplar la tarea realizada. Háganlo, miren hacia atrás, miren todo lo hecho. Recorran con su vista la montaña hasta abajo, las rocas, los senderos, y vean allá muy a lo lejos a su hermoso caballo blanco esperándolos. Miren aun mas lejos, vean las llanuras que atravesaron, y el lugar en el que lucharon con el dragón. Y más allá vean las montañas que rodean al valle de donde provienen, y al otro lado de ellas los restos de la esfinge, vean las cuatro estatuas de la colina. Y aun mas lejos, vean la aldea, su pequeña aldea. Y mas atrás pueden adivinar la presencia del niño, del toro y del carnero. Vean todo el camino recorrido, sientan la plenitud del trabajo realizado, la satisfacción de haber llegado a la meta. Han cumplido y ahora se aprestan a dar el ultimo paso, a cruzar el puente sobre el abismo. Dense vuelta nuevamente y vean. Sobre el puente ha aparecido algo que les impide el paso. Es un ser monstruoso que los observa fijamente. Una enorme cabra con cola de saurio. Vean su rostro con tres ojos, sus enormes cuernos y su larga cola serpentina que cuelga sobre el abismo. Sientan el enorme poder que hay en ese ser misterioso, el poder que tiene sobre ustedes. Y ahora los mira fijamente y les habla. Escuchen su voz, son miles de voces unidas, un coro horrendo que retumba sobre el abismo. La enorme cabra les hace una pregunta: ¿Quién ha hecho todo este trabajo?… Sientan el enorme impulso de contestar: Yo, Yo lo hice. Perciban la sensación de poder que hay en esa afirmación. Su mente les dice Yo. Pero recuerden a su corazón. Siéntanlo, abierto, lleno de todas las imágenes recorridas. Y dejen que su corazón conteste. Que hable. Y el corazón dice: Zodiaco, este es el trabajo del Zodiaco.
ACUARIO:
Vean como el cielo se abre, como brilla el sol y como resplandece la cima de la montaña. Todo se ilumina, y pueden ver montaña abajo, como otros hombres encapuchados van subiendo a la misma montaña, por otros senderos. Cada uno proviene de una aldea diferente, lejana, y cada uno ha pasado por los mismos estados y lleva ahora el Zodiaco en su corazón, hacia arriba, como ustedes, elevándose, todos juntos. Un trueno retumba entre las montañas y un rayo de luz desciende del cielo abierto y golpea el puente ante ustedes. Vean como la cabra se precipita al abismo, entre las rocas, como se hunde montaña abajo. Ya no hay cabra. pero tampoco hay puente. Solo el abismo y el maravilloso resplandor al otro lado. Ustedes se despojan del manto oscuro y la capucha. Quieren sentirse libres y livianos. Su mirada atraviesa el abismo, se pierde en su profundidad y llega hasta el otro lado, al resplandor. ¿Como llegar allí? Es imposible, y sin embargo hay una sola manera. Saltar. Aunque saben que no podrán alcanzar la otra orilla. Es una locura. Pero lo harán. Salten al vacío. Sientan como quedan suspendidos sobre el abismo y perciban que no pueden alcanzar el otro lado… Hasta que algo aparece ante ustedes sobre el abismo. Es un ser luminoso, una forma de luz, de maravillosos colores. Esa forma se acerca y comienza a envolverlos. Sientan ese abrazo de luz. Entréguense a el, y sientan como un Ángel esta en su corazón y los va llevando suavemente al otro lado. Envueltos en esa luz descienden otra vez sobre la montaña, allí donde esta el resplandor. Donde hay aun mas luz y el sol brilla con fuerza y se escucha el burbujear de una fuente. Allí hay mucha gente y vienen hacia ustedes, sonrientes a darles al bienvenida. Entre risas y abrazos, ustedes pueden percibir que nunca los habían visto antes, y sin embargo es como si los hubieran conocido desde siempre. Ellos los van guiando hacia una roca de la cual surge con fuerza arrolladora agua transparente, cristalina, llena de sol. Esa agua esta viva, radiante y cada uno de ellos llena un cántaro con esa agua. Hay uno también para ustedes. Véanlo. Vean sus colores y su dibujo. Es único. Es su cántaro, y ustedes lo toman y dejan que se llene de esa agua refrescante, infinita. Y ahora todos van con sus cantaros hacia el borde de la montaña. Van alegres, cantando y al llegar al borde, cada uno vuelca su cántaro en la fuente, vaciándolo en el borde. Cantando, haciendo lo que tienen que hacer sin que nadie se los diga, porque ya lo saben. Una y otra vez, con aquellos que son como ustedes y que tienen una estrella brillando en su frente. Como la tienen ustedes. Llevando el Agua hacia la ladera de la montaña. Cantando.
PISCIS:
Una y otra vez han llenado su hermoso cántaro en la Fuente, y una y otra vez han derramado su agua montaña abajo. Llenos de alegría, junto a aquellos que se han encontrado en la cima, provenientes de todas direcciones. Pero ahora el sol comienza a ocultarse. El cielo toma los colores del ocaso. Sin decir palabra todos saben lo que esta sucediendo y lo que tienen que hacer. Están dejando sus cantaros, uno por uno. Vean los maravillosos cantaros, uno al lado del otro. Ahora están vacíos, y ya no sirven. Todos se van tomando de las manos y se acercan al borde de la montaña. Miren hacia abajo. Han desaparecido los valles y los ríos y las aldeas. La montaña esta rodeada por el Mar. El Océano se extiende por todas partes y no se ve tierra en ninguna dirección. Observan las olas gigantescas elevándose, la enorme masa de Agua detrás de la cual el sol se esta ocultando. Todos ustedes saben que tienen que hacer. Van a saltar. Desde la cima de la montaña al fondo del Océano. Van a llenar el abismo. Salten. Déjense caer. Húndanse en el Mar. Sientan como el agua los envuelve y los atrapa en su oleaje. Déjense llevar. Sean una gota de agua mas en le Océano. Disuélvanse en el, y sientan como los conduce hacia las profundidades. Hacia el fondo del mar en el que va desapareciendo la luz. Todo se hace oscuro. Pueden sentir la presencia de los seres del mar, pero no pueden verlos, todo es noche. Y ya no pueden encontrar a los que descendieron con ustedes. Están solos. Perdidos en un mundo desconocido. Hasta que pueden percibir que la estrella que brillaba en su frente en la cima de la montaña les esta iluminando el camino. Su haz de luz les permite ver en el fondo del Mar. Y ahora pueden ver también a otras estrellas brillar alrededor de ustedes. Por todos lados. Es como si el Cielo estrellado se manifestara en el fondo del abismo. Vean eso. Un mar de estrellas luminosas bajo el Océano. Y ahora pueden ver cada vez mas. Allí esta el fondo del mar. Pueden tocarlo. Y ver enormes rocas. Antiguas. Rugosas. Y debajo de ellas pueden ver que hay cangrejos. Están atrapados bajo las rocas y no se pueden mover. Vean eso. Y sientan el impulso ciego, natural de mover esas rocas. De liberar a los cangrejos. Háganlo. Las demás estrellas también lo hacen. Y las rocas comienzan a moverse. Es un trabajo arduo. Pero los primeros cangrejos comienzan a liberarse. Y nadan hacia arriba. Hacia la superficie, buscando la luz. Vean los cangrejos ascendiendo, libres. Una multitud de cangrejos que emergen bajo las rocas que ustedes mueven. Véanlos nadar junto a ustedes. Ellos no los ven. Solo nadan hacia arriba. Y ustedes permanecen haciendo su trabajo. Removiendo las rocas del fondo. Hasta que el ultimo cangrejo haya partido hacia la luz.