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Homeopatía
A pesar que sus principios fueron enunciados hace aproximadamente dos siglos, la homeopatía posee raíces más antiguas. Se trata de un sistema terapéutico distinto particular, y ciertamente revolucionario. El término deriva de los vocablos griegos HOMOIS (semejante) y PATHOS (enfermedad), se puede traducir como ´parecido a la enfermedad´, es decir reproducir en el organismo por medio del medicamente homeopático la enfermedad natural que el organismo padece y de la cual le es imposible liberarse por estar bloqueada su capacidad curativa natural. Este principio filosófico se funda en un aforismo Hipocrático: los semejantes se curan por los semejantes. También esta ley de similitud había sido expresada por Paracelso.
Hahnemann nacido en Prusia en 1755, Médico con profundos conocimientos de química, farmacia y toxicología, redescubre éste principio de similitud, lo experimenta y fundamenta así un sistema terapéutico basado en los siguientes principios:
1) – Ley de similitud.
2) – Experimentación en el hombre sano.
3) – Remedio único.
4) – Dosis infinitesimal.
Descubrir la posibilidad de curar en forma natural y con medicinas simples fue la misión asumida por Hahnemann. Traduciendo del inglés un libro de medicina donde se describe la sintomatología que presentan las personas que manipulan la quinina, observa que dicho cuadro sintomático es igual al que padecen los enfermos de paludismo o malaria y que para su curación eran tratados con quinina. Decide entonces experimentar en si mismo tomando quinina, en efecto, aparecieron los cuadros febriles que manifestaban los enfermos de paludismo. Comienza a experimentar un sin número de sustancias simples y naturales como Belladona, Azufre, Mercurio, etc. descubriendo por ejemplo que la Belladona reproducía la escarlatina, o la pulsatilla el sarampión. La ley de similitud se cumplía. Hahnemann escribía: ´La droga al actuar sobre los hombres sanos, puede producir los síntomas parecidos a los auténticos de la enfermedad tratada, y posee si se la utiliza en dosis suficientemente rebajadas, y adecuado dinamismo, la facultad de truncar para siempre al conjunto de síntomas de la afección que se combate…´
Hahnemann al iniciar las investigaciones, utilizó drogas en estado crudo, al ver que producían síntomas muy fuertes, decide disminuir la dosis para atenuar los efectos. Lo hace mediante la dilusión y la sucusión (enérgica agitación del remedio). De este modo el medicamento está ´potentizado´ o ´dinamizado´. Dinamización no significa disolver o fraccionar el producto inicial para obtener ´dosis suaves´ o ´pequeñas´, sino obtener la liberación de la ´calidad y potencia energética´ curativa de la sustancia separándola del aspecto meramente cuantitativo o material.
Existe una esencia que permanece en la preparación y que escapa a los actuales métodos físicoquimicos de análisis de la sustancia.
En la práctica homeopática, el diagnóstico no se limita al estudio de la afección orgánica, sino también al estudio de la psiquis del paciente, determinando una unidad que es típica y específica. La enfermedad debe dejar de ser considerada como algo ajeno a su portador, que ´viene de afuera´, sino que el sujeto es el enfermo en su totalidad. De esta forma se obtiene un cuadro sintomatológico que permite prescribir el medicamento homeopático, adecuadamente dinamizado, productor en un individuo sano de la misma sintomatología que es reconocida en el enfermo. Se emplea un único remedio en diferentes grados de dinamización, de acuerdo con las diferentes enfermedades. A esto se le denomina UNICISMO a diferencia del PLURALISMO (varios medicamentos al mismo tiempo) y COMPLEJISMO (varios fármacos a menudo no homeopáticos), éstas dos últimas modalidades son prácticas consideradas no puras, distorcionadas del método científico creado por Hahnemann, que crean confusión y llevan al descrédito de la homeopatía.
La homeopatía se encuentra dentro de las terapéuticas vitalistas. Es decir cura al restablecer un principio vital energético que Hahnemann llama ´energía, principio o fuerza vital´. Denominamos ´energía´ a la ´capacidad´ de hacer un trabajo. Por lo que concluímos que hay diferentes energías que se distinguen en calidad, cantidad e intensidad, dependiendo de su finalidad.
Hahnemann se refiere a la energía vital como: ´fuerza invisible por si misma y sólo reconocible por sus efectos. Es soberana, gobierna y organiza las propiedades de los componentes materiales que le están subordinados, haciendo cumplir las funciones y acciones propias del ser vivo, ya que la energía vital rige a todas las energías que están por debajo. Cuando funciona armónicamente, dimana de su acción una sensación de bienestar, y aparecen manifestacines anormales en las sensacione y funciones, que llamamos ´síntomas morbosos´ (enfermedades). La energía vital es una energía instintiva, una vez desviada del equilibrio cumple automáticamente los dictados del desequilibrio. Es influenciable, por lo dicho anteriormente nos hace ´suceptibles´ de enfermar; por esta misma característica es pasible de ser nuevamente armonizada (salud) por medio de un poder energético similar (como sucede con el medicamente homeopático). El desequilibrio es ´idiosincrácico´, esto es, particular, individual, para cada persona.
Lo que habitualmente denomiamos ´enfermedad´ son sólo síntomas del desequilibrio de la energía vitl, por lo tanto si suprimimos los síntomas que nos molestan entorpecemos un proceso natural: la revelación de la desarmonía interna más profunda, que alimenta dicha sintomatología.
Hahneman observó residivas o recaídas en las diferentes enfermedades. También vió que a la desaparición de una enfermedad podía sucederle otra, a menudo más seria, molesta y profunda; a esta observación le llamo ´metástasis mórbida´; por ejemplo, a la curación de una exema podía sobrevenir un síndrome branquial u otorrinolaringológico; a la curación de un reumatismo, una carditis o síndrome coreico. Habitualmente se consideran, falsamente, enfermedades ´diferentes´, sin tener en cuenta que se trata del mismo proceso mórbido. La contrapartida se manifiesta en una curación donde se advierte un órden inverso de superficialización de la enfermedad de acuerdo a la importancia vital de cada órgano: ´de arriba para abajo y de adentro para afuera (de cabeza a pies y de cerebro a piel)´. Cada órgano se expresa con su lenguaje.
La prevalencia de los fenómenos neurológicos en un paciente que no ´se brota´ de sarampión, por ejemplo, o que por escasa vitalidad hace un pequeño exantema que luego se desvía hacia el pulmón (neumonía) o al cerebro (encefalitis); o enfermos que sufren una enfermedad virósica como la varicela y que al ser medicados con salicilatos presentan un cuadro neurológico denominado ´síndrome de Reye´, corroboran la función de los mecanismos defensivos de superficializar la enfermedad; en este caso alterados por la medicación, aumenta la suceptibilidad virósica a niveles más profundos (serosas, meninges).
Pinel, célebre médico psiquiatra observó que la manía podía, muchas veces, concluír por un abceso de parotida o enfermedad febril generalizada. Cada enfermedad o desarmonía se dirige hacia los polos mental y orgánico o material, abarcando a todo el individuo en su totalidad.
Para resumir transcribiré a Hahnemann: ´en el estado de salud, la fuerza vital que dinamicamente anima el cuerpo material (organismo) gobierna con poder ilimitado y conserva todas las partes del organismo en admirable y armoniosa operación vital, tanto resecto a las funciones como a las sensaciones, de modo que el espíritu dotado de razón que reside en nosotros, pueda emplear libremente estos instrumentos vivos y sanos para los mas altos fines de nuestra existencia.´
Aquí, Hahnemann, al hablar del hombre establece un trípode: el cuerpo material (organismo), lo que anima dinámicamente (energía vital) y el espíritu dotado de razón (lo psíquico-espiritual). Cada uno subordinado a lo superior, lo material a lo vital, y esto a lo espiritual, mostrando unidad; el hombre como un todo. Al enfermar primero lo hace el hombre y luego sus órganos o sistemas, nuestra tarea es averiguar en cada enfermo en particular quien es ese ser que padece esto que denominamos enfermedad; que significa en su desarrollo vital como ser humano, cual es su disritmia vital, qué lo bloquea en su aspecto mental o psíquico (siendo de este aspecto lo mas importante, su afectividad) y que en su nivel orgánico o material y no le permite cumplir su designio de vida encadenándolo a la enfermedad. Homeopatía no es sólo la aplicación de remedios homeopáticos por más buen técnico que sea el homeópata que los aplique; es la técnica unida al arte de realizar una comprensión itegral del enfermo con una visión clínica lo más amplia y profunda posible. A la función del médico, el maestro Paschero se refería de la siguiente manera: ´la función esencial del médico es favorecer en el paciente una identificación momentánea, para que pueda reintegrar el carácter y regenerar su conciencia. La relación médico-enfermo es una relación de influencia mutua, de confianza y asidua colaboración, que el médico solventa con su responsabilidad moral, y el paciente con su transferencia, para la consecución de la libre determinación, que este debe conquistar para vivir en verdadera salud, con una existencia libre y responsable.´
Para finalizar quiero transcribir un pensamiento del Dr. Paschero, maestro de la homeopatía y fundador de la Escuela Médica Homeopática Argentina: ´Curar a un enfermo significa no solo suprimir los síntomas que presenta en la actualidad, sino modificar el sustrato mórbido latente que vincula ésta crisis patológica actual con otra crisis del pasado y encierra potencialmente las tendencias mórbidas (enfermedades) del futuro´.