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La antigua astrología de observación directa de nuestros cielos
Por Néstor Echarte
Desde la observación directa del cielo hasta la utilización de sofisticados medios de cómputo, la comprensión y estudio de la astrología fue evolucionando hasta la actualidad, haciendo de nuestra disciplina un compendio estructurado de arte, historia, ciencia y conocimiento que acompañó al crecimiento de la humanidad desde sus orígenes. Así como muchos afirman, que se puede contar la historia de los pueblos a través de sus guerras y conflictos, personalmente creo que esa historia se puede recrear también a través de la necesidad que tuvieron todas las culturas de observar el cielo y de relacionarlo con sus vivencias cotidianas. La astrología también es un relato de nuestra historia.
La astrología antigua siempre estuvo asociada a la observación directa de la naturaleza, y la meteorología siempre estuvo ligada a la lectura de los astros. De hecho contamos en la actualidad con una completa doctrina astrológica sobre “astrometeorología”.
La lectura del “Halo” Solar y del “Halo” Lunar
Los antiguos Babilonios realizaban lecturas basadas en el comportamiento de lo que se denominaba “HALO”, que no era ni más ni menos que una aureola o cerco de luz que en determinadas condiciones meteorológicas se formaba alrededor del Sol y de la Luna. “Se trata de un efecto óptico en forma de disco que se forma alrededor del Sol o la Luna y que presenta un anillo iridiscente en su circunferencia exterior (Wikipedia)”.
La interpretación que se realizaba el mismo, variaba si en su interior se encontraba algún planeta o si, por el contrario, el “halo” estaba vacío. También se consideraba si el mismo estaba completo, o si se cortaba en alguna de sus partes.
En una antigua edición del “Almanaque Astrológico Americano”, se leía en una de sus páginas:
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Si a la Luna rodea un “halo” y en él se encuentra Júpiter, el Rey (o Gobernante, representado por Júpiter), se verá sitiado o cercado por un poder enemigo o por otra aflicción.
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Si en el halo de la Luna se encontrara Marte o alguna Estrella Fija de naturaleza marciana, se desencadenará la violencia; la rapiña predominará en el país.
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Marte en el mismo halo indica peligro para el Generalísimo, sea del Ejército propio o del enemigo.
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La presencia de Marte en el halo de la Luna, pronostica también epidemia de epizootia en los animales, y mal desarrollo de las plantaciones de dátiles.
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En cambio, Saturno en el halo Lunar debe considerarse como una visita benefactora: “justicia en la vida pública y paz en las familias”, dice la interpretación antigua.
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Mercurio en el halo, indicio es de gran depresión en los valores espirituales y confusión espiritual en general.
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Venus en dicho halo amenaza con pérdida de tesoros y mengua de alegría.
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Urano en este sitio, grandes disturbios en la naturaleza y en la humanidad en general. (Esto ha sido confirmado por experiencias modernas).
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Neptuno en el halo: ataques malignos; calumnias y atentados contra personalidades distinguidas. Pero ante todo peligro de inundaciones.
Para los antiguos tenía especial importancia astrológica si el “halo” se presentaba cerrado o interrumpido, así como la dirección de la abertura, a la que llamaban “babu”, la “puerta”. Igualmente se consideraba la intensidad y color del “·halo”.
Una “puerta” abierta en el halo, ofrecía para ellos un recurso o salida feliz al Rey, si su astro Júpiter estaba allí aprisionado.
Para la anulación de los efectos de un “halo cerrado”, los Sacerdotes oficiaban el mismo Ritual que empleaban para los Eclipses Lunares generalmente considerados perniciosos.
Cuando la Luz de la Luna Vieja o Nueva no alcanzaba a formar un halo sino únicamente una “corona” o una aureola muy pequeña, se ponía atención al colorido de tales coronas o anillos. Las coronas oscuras eran desfavorables. Si la Luna dentro de la corona da la impresión de estar obstruida en su paso por na cinta, tal aflicción de la luna es presagio de aflicciones terrenas.
El “río” consistía en una franja de luz horizontal exterior a derecha e izquierda del “halo” que aparentaba encerrar al espacio circular como una isla dentro de un río. Si a la Luna le rodea un “río” caerán grandes lluvias torrenciales, especialmente si la parte oriental de la Constelación de Virgo se encuentra en el “halo”. Lo mismo indica la presencia allí de Estrellas Fijas de naturaleza lunar-neptuniana (comos e dice hoy en día).
Cuando Venus, como Estrella Matutina alcanza las Pléyades, acontecerá una inundación. Cuando Venus alcanza a Saturno por el Sur, vendrán lluvias torrenciales y oscuridad. Sin duda esto se refiere al momento en que Saturno, ante la luz cercana de Venus empalidece o desaparece, por esto también lo comparaban con el oscurecimiento del Sol por la Luna.
Si un Halo Solar rodea al Sol, lloverá. El número de días de lluvia se determinaba por la cantidad de “soles” (principal y parhelio) que aparecían al mismo tiempo, siendo este un fenómeno que consiste en la aparición de varias imágenes del Sol, unidas dentro de un gran círculo blanco y horizontal, que aparecían al mismo tiempo.
Cuando aparece un disco luminoso por sobre o debajo de la Luna, el trono (o poder gubernamental) está firme; el Rey o gobernante está en su derecho.
El parhelio luminoso indicaba paz y bienestar en el país. Si su luminosidad era débil y había al mismo tiempo temporal con viento Sur, de esto deducían que habría epidemia en el país.
Un “achamchatu” es un temporal circular del verano mesopotámico que como un cinturón negro atraviesa por todo el horizonte., estrechándose rápidamente, hasta descargarse finalmente con fuertes granizadas como en nuestros grandes temporales. El “achamchatu” pronosticaba para el ejército del país en que aparecía, sería cercado y destruido.
Algunos ejemplos hablan claramente de la importancia que muchos le daban a esta forma incipiente de astrología.
Napoleón sostuvo, ante la aparición de un cometa, que su muerte se aproximaba y que sus días estaban contados.
Algo semejante se cuenta de George Washington, primer presidente de los EEUU. Hallándose en su hacienda, en la noche del 11 de diciembre de 1799 observó que la Luna er rodeada por un “halo” de extraordinarias dimensiones, y anotó esta observación en su diario. El día 12 Washington salió al campo montado en su caballo; llovía y caían nueve y granizadas. El día 13, se le manifestó un fuerte resfrío. Y en la noche del 14 de diciembre decía con clara percepción de la verdad y con palabra convincente: “Yo se que me muero”. “Yo sabía desde el comienzo, que esta enfermedad sería mortal”.
Vacas flacas Vs. vacas gordas
Saturno es uno de los planetas más grandes de nuestro sistema solar, y completa una órbita alrededor del Sol en aproximadamente 29 años y medio. Saturno tiene la particularidad de presentar una serie de anillos a la altura de su ecuador que se extienden hasta más de 120 mil kilómetros por encima del mismo.
En su órbita alrededor del Sol, estos anillos durante gran parte de la misma se encuentran de frente a nuestra estrella, lo que provoca que visto desde nuestro planeta, Saturno tenga una importante luminosidad, mientras que durante los momentos en que los anillos de Saturno se ubican de canto, frente al Sol, su luminosidad es mínima. Estos ciclos, de crecimiento en su brillo, seguido por otro ciclo de disminución en el mismo, es un ciclo recurrente y natural que en función de la órbita que Saturno tiene muy cercana a los 28 años produce que existan 7 años de crecimiento de su luz hasta alcanzar el máximo de su brillo, seguidos por otros 7 años de decrecimiento de su brillo hasta alcanzar su mínima visibilidad desde la tierra. Es así como completan su ciclo de 28 años, entre momentos de luz creciente y luz menguante.
Estos ciclos de 7 años fueron naturalmente asociados al sueño que tuvo el Faraón, narrado en Génesis 41 de la Biblia, donde dice: «(Gén 41-1:4) Y aconteció que al cabo de dos años, Faraón tuvo un sueño; y he aquí, soñó que estaba de pie junto al Nilo. (2) Y de pronto, del Nilo subían siete vacas de hermoso aspecto y gordas, y pacían en el carrizal. (3) Pero he aquí, otras siete vacas de mal aspecto y flacas subieron del Nilo detrás de ellas, y se pararon junto a las otras vacas a la orilla del Nilo; (4) y las vacas de mal aspecto y flacas devoraron las siete vacas de hermoso aspecto y gordas. Entonces Faraón despertó».
Impresionado por este sueño, el Faraón tuvo luego un segundo sueño. «(Gen. 41:5-7) Se quedó dormido y soñó por segunda vez; y he aquí que siete espigas llenas y buenas crecían en una sola caña. (6) Y he aquí que siete espigas, menudas y quemadas por el viento solano, brotaron después de aquéllas. (7) Y las espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Entonces Faraón despertó, y he aquí, era un sueño. Este sueño confirmaba al anterior, pero debía ser correctamente interpretado”.
Llega a oídos del Faraón la historia de un preso llamado José, que tenía la capacidad de interpretar estos sueños. «(Gen. 41:14) Entonces Faraón mandó llamar a José, y lo sacaron aprisa del calabozo; y después de afeitarse y cambiarse sus vestidos, vino a Faraón».
Luego el Faraón le contó sus sueños a lo que José respondió: «Entonces José dijo a Faraón: Los dos sueños de Faraón son uno; Dios ha anunciado a Faraón lo que Él va a hacer. (26) Las siete vacas buenas son siete años, y las siete espigas buenas son siete años; los dos sueños son uno. (27) Y las siete vacas flacas y feas que subieron detrás de ellas son siete años, y las siete espigas quemadas por el viento solano serán siete años de hambre. (28) Esto es lo que he dicho a Faraón: Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer. (29) He aquí, vienen siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto; (30) y después de ellos vendrán siete años de hambre, y será olvidada toda la abundancia en la tierra de Egipto; y el hambre asolará la tierra. (31) Y no se conocerá la abundancia en la tierra a causa del hambre que vendrá, que será muy severa. (32) Y en cuanto a la repetición del sueño a Faraón dos veces, quiere decir que el asunto está determinado por Dios, y Dios lo hará pronto».
Ante tanta sabiduría el Faraón recompensó con creces la sapiencia de José. Pero lo importante es que su simbolismo fue asociado al ciclo de luz y oscuridad de los anillos de Saturno por su paralelo entre los 7 años de vacas flacas, seguidos de vacas gordas, con los 7 años de luz y 7 de oscuridad del planeta Saturno.
Dentro de este esquema de movimiento, alternando ciclos de 7 en 7 años, se puede observar que el momento más intenso dentro de los años de vacas flacas se da cuando Saturno se encuentra en los signos de Virgo y de Piscis, es decir que cuando los vemos desde la tierra frente a esos signos su luminosidad es menor, ya que se nos presenta de canto ante nuestros ojos; mientras que el momento más representativo de los años de vacas gordas se da con Saturno en los signos de Géminis o Sagitario, es decir que cuando lo observamos desde la tierra lo vemos con su máxima luminosidad en virtud de que su disco se presenta ante nosotros de frente.
Estos picos, máximos y mínimos, de luminosidad se dan siempre durante el paso de Saturno por signos mutables.
Años de vacas flacas: 1905, 1919, 1935, 1949-50, 1964, 1978, 1995, 2023, 2038, 2052, 2056, 2082
Años de vacas gordas: 1897, 1912, 1926, 1942, 1955, 1971, 1985, 2000, 2015, 2030, 2044, 2060, 2073, 2089