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Magia Astrológica
Escibe: Néstor Echarte
En el principio fué la Magia… Con el tiempo, el trabajo de aquellos investigadores considerados de segunda pero mucho más ávidos de conocimiento que sus vigilantes parientes cercanos, los científicos ortodoxos… (me refiero aquí y reivindico la labor de los parapsicólogos), llegaron a englobar y definir dichos procedimientos en el ámbito de lo que llamaron radiónica. Un término que «suena» algo más técnico y aceptable para los oídos de aquellos que sufren ataques espasmódicos cada vez que suena la palabra «magia».
Mucho más cercano a nosotros, la física cuántica vino a resolver y a acortar las distancias existentes entre Dios y la Ciencia. A veces, en forma algo exagerada para aquellos científicos con mente abierta que se animan a incursionar en ella, y otras en forma totalmente ofensiva para aquellos ortodoxos que aún niegan la factibilidad de la misma, en cuanto a los resultados obtenidos sobre sus esquivos e inciertos objetos de estudio.
Me desconcierta la facilidad que brinda la física cuántica para asimilar conceptos otrora difíciles de digerir. ¿O no será que recurrimos, casi descaradamente, a la física cuántica, cuando tenemos la necesidad de explicar un concepto en forma «científica» y no tenemos a mano argumentos convincentes.?
Siempre me gustó volver a las fuentes, y seguir pensando en la magia, aquella que pese a la oposición de sus detractores, y hasta de nuestros propios preconceptos, igualmente funciona. Aquella que Hermes Trismegisto se ocupó de definir en uno de solo de los trece párrafos de sabiduría que componen la Tabla de Esmeralda, (trece frases que comprenden todo el saber esotérico, que como muchos otros mensajes de sabiduría fueron grabados en piedra, más precisamente sobre una piedra esmeralda): “Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno”.
Este texto, definido en la Edad Media, pero con antecedentes mucho más antiguos en la cultura árabe, define con claridad conceptos actuales de la Astrología, la Parapsicología, las mancias en general e innumerables sistemas filosóficos y de interpretación, algunos de ellos tomados por la Psicología actual, tales como correspondencia, sincronismo, ecología, cosmecología (o ecología del cosmos), y en la infinita cantidad de sistemas de interpretación y sistemas terapéuticos que basan su funcionamiento en la idea de que “en la parte está el todo”, y que si actuamos sobre la parte, tanto en forma física como en forma simbólica, ineludiblemente los resultados se verán reflejados en el todo.
Es así como la cromoterapia, con la consecuente utilización de los colores para trabajar sobre la salud; la música, con sus distintas formas de utilizar los sonidos para la búsqueda del equilibrio psíquico y físico; los aromas con su capacidad de potenciar nuestros sentidos y sumergirnos en estados, a veces, cercanos a la iluminación, se constituyen en elementos accesibles a nosotros por su cercanía a lo cotidiano y su acción sobre los “sentidos”, mientras que la utilización de gemas y metales, vehiculizados a través de pirámides, elixires, florales y demás procedimientos considerado “novedosos”, nada tienen de nuevo y abrevan en los antiguos procedimientos que los viejos alquimistas consignaban en sus grimorios, respetando a rajatabla el concepto de que “en la parte está el todo”, o en su equivalente Hermético “lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo”,
Estos principios llevaron a los cultores de la“Astrosofía” (concepto que resume a aquellos que se perfeccionaron en astrología, alquimia, medicina, matemática, música) a confeccionar amuletos y talismanes que basados en esta disciplina, se confeccionaban en el momento astrológico adecuado, con los elementos necesarios para actuar en forma “simpática” sobre la carta natal de aquellos sobre quienes se quería transformar alguna energía negativa o algún momento de infortunio, en algo más llevadero y amable que le dé sentido a su vida.
Los astrosofistas no necesitaron confirmación de aquello que intuitivamente sabían, y que con el tiempo vino a corroborar la parapsicología con sus disciplinas basadas en la radiónica, y mucho después la física cuántica con sus respuestas “todo terreno” para el neófito, y desesperación de los físicos ortodoxos, que aún no llegan a comprender ni pueden explicar en qué momento, algunos de sus propios colegas los encontraron distraídos para replantear las fronteras de la física tradicional y generar herramientas que reivindican y avalan todo aquello que en un principio negaron.
El Arqueómetro como referencia de unidad
El exponente gráfico que aúna y explica el conocimiento de todas estas disciplinas es el Arqueómetro, libro que la organización Amigos de Joseph-Alexandre Saint Yves D’Alveydre, publica en el año 1911, en base a las notas de este ocultista francés, recopiladas por sus discípulos luego de su muerte.
El astrólogo Serge Raynaud de la Ferriere, fundador de la Gran Fraternidad Universal, se refiere al arqueómetro como “el instrumento que usaron los antiguos para la constitución de todos los mitos esotéricos de las religiones (…). Es el cielo el que habla: cada estrella, cada constelación viene a ser una letra, una frase o un nombre divino que da nueva luz a las antiguas tradiciones de todos los pueblos. Es la traducción material del VERBO en forma, color, gusto y sonido”.
Es en este libro donde se puede ver en forma gráfica la presencia de la astrología en cada una de las disciplinas mánticas y terapéuticas expuestas anteriormente, y que inexplicablemente la sociedad consumista se dedicó disecar y desmembrar de su disciplina madre y unitaria, volviéndose herramientas aisladas y carentes de su contenido original con el fin de satisfacer las necesidades del mercado, y de un aprendizaje fácil y superficial.
Ingresando en el concepto de Magia Astrológica
La Magia Astrológica es “el gran paso” que los astrólogos debemos dar para romper el preconcepto, pregonado hasta el cansancio en libros de texto y cursos de formación astrológica, de que la astrología solo es una herramienta de diagnóstico, y luego hace agua a la hora de buscar soluciones concretas a los problemas humanos.
En buena hora, que la Astrología se constituya en herramienta de diagnóstico. Pero no nos quedemos solo con ese preconcepto, que nuestros antecesores astrosóficos tenian mucho mas claro que nosotros. La astrología nos brinda todas las herramientas y elementos necesarios como para poder accionar y modificar la realidad.
Tal vez, el concepto correcto, no sea el de “modificar la realidad”, sino en permitirnos descubrir nuestra propia realidad y brindarnos las herramientas para poder subirnos y cabalgar en ella. Aquella realidad que el Universo dispone para nosotros, y que en base a lo que denominamos deseo, vocación, inclinación o habilidades muchas veces sacrificamos en pos de la eficiencia, la conveniencia o los mandatos familiares. Descubrir eso, es un gran paso. Pero ayudar a nuestro mapa, mediante los elementos que la misma naturaleza nos brinda se constituye en ese “gran paso” que todos los astrólogos debemos dar.
De más estaría recopilar la innumerable cantidad de veces que nosotros mismos boicoteamos nuestra autodefinición como astrólogos, cuando ante cualquier trámite que realizamos, ante el requerimiento sobre qué profesión tenemos, ensayamos respuestas, como: terapeuta, astroanalista, sanador… o peor aún…. trabajador independiente. El día que ante cualquier requerimiento administrativo, nos animemos a responder ante la pregunta de ¿qué profesión tenemos?, simplemente que somos ASTRÓLOGOS, ese día nos sentiremos profundamente felices por habernos animado a dar el gran paso que nos define como tales. La aceptación es el verdadero comienzo del camino, y aunque la formación académica es igualmente importante, eso solo no nos define como tales.
Cada vez que un astrólogo recomienda a su consultante cambiar el lugar en el que va a pasar su revolución solar con el objetivo de mejorar algo de su destino, ejerce su papel de mago. De alguna manera está pensando en modificar esa realidad.
Soy consciente que no todos los astrólogos comulgan con esta técnica, y que en algún caso me habría sido más útil, desde lo económico, poner una agencia de viajes para que los consultantes vayan a los lugares más positivos para pasar su revolución solar que solo recomendarles hacia que lugar se deberían dirigir. Pero me alcanza con saber que desde Ptolomeo hasta la actualidad, pasando por Jean Baptiste Morin de Villefranche, todos los grandes astrólogos relocalizaron no solo sus revoluciones, sino también sus temas natales.
Pero ¿qué ocurre cuando no podemos viajar, o no podemos relocalizar nuestro tema en la búsqueda de mejores lugares para vivir?.
Es en este punto, donde el astrólogo-mago-alquimista, o el astrosofista, recurre a los antiguos procedimientos sobre la construcción de talismanes, sin olvidar de utilizar además de piedras, metales, colores y hasta sonidos a la manera de mantras (que surgen de la propia carta natal), todos aquellos elementos simbólicos muy bien explicados y definidos por el escritor e investigador Gustavo Fernández (https://alfilodelarealidad.wordpress.com/) que al referirse a la “Radiónica” parafrasea a las ciencias de la antigüedad definiéndola como “la disciplina que estudia y aplica las interacciones energéticas no físicas entre el ser humano y el Cosmos”, haciendo además extensivos sus efectos a «las vibraciones macrocósmicas del universo interactuando con el microcosmos del ser humano, los efectos de piedras preciosas y semipreciosas fragancias o sonidos sobre el cuerpo y la mente y un interminable etcétera serán objeto de sus desvelos. Y en una segunda instancia, su aporte es el descubrimiento de objetos o formas capaces de acumular, amplificar y dirigir, precisamente, esas energías».
No voy a redundar aquí en temas que ya abordé en notas anteriores, como por ejemplo, la utilización de los sonidos y las notas musicales, mediante la determinación de lo que la Carta Natal expresa como mandala sonoro, y que basado en lo que Pitágoras definió como “Música de las Esferas” refiriéndose así al sonido asociado a los planetas en su movimiento a través del sistema solar. Desde antiguo se suponía que cada planeta era el referente de una enorme esfera que rodeaba a la Tierra. De esa manera existían tantas esferas como planetas visibles en el sistema solar
Para ello estableció una serie de reglas ligadas a la floreciente física del sonido, que él mismo desarrolla al medir las distintas longitudes de una cuerda, necesarias para producir diferentes sonidos, sentando así, las bases de una primigenia teoría musical fundamentada en la ciencia matemática, y dejando claro que:
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Todos poseemos un sonido único que nos identifica y que nos hace diferentes.
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Todos podemos sanar utilizando los sonidos adecuados sobre nuestro Mapa Astral.
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Nuestra Carta Natal encierra en sus entrañas nuestro Mantra Único e Individual.
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Meditar con nuestro Mantra Individual es conectar con el Universo.
Se puede acceder a este material en forma completa en https://goo.gl/j8eUjr
Tampoco me extenderé en la técnica de elaboración y utilización de Alquímicos planetarios y elixires de estrellas. Solo señalaré que a la manera de las Flores y otros alquímicos tradicionales, cumplen con la función de vehiculizar a través de agua o cremas que son administrados en masajes o en gotas y permiten armonizar el cuerpo energético, emocional y psíquico de las personas para brindar el equilibrio planetario que muchas veces no se encuentra en la lectura de la carta natal. Administrando correctamente los elementos faltantes y compensando los excesos, se puede lograr el equilibrio energético del consultante mediante la aplicación de estas esencias de fácil realización.
También se puede acceder a este material en forma completa en https://goo.gl/LBESBH y también en http://www.urania.com.ar/alquimicos/
Donde sí vamos a incursionar, es en el estudio y comprensión de la Carta Natal a la manera de un Talismán.
La “INTENCION” de convertir la Carta Natal en un Talismán
Si consideramos a la Carta Natal, como la representación simbólica espiritual y ritual del microcosmos y del macrocosmos, hablamos claramente del valor que, tanto el budismo como el hinduismo, le adjudican en su concepción de Mandala. Mandala que, claramente para los astrólogos, interpreta y define el lugar que los seres humanos ocupan en el Universo. Un claro concepto de la interacción entre el macrocosmos y el microcosmos.
Si al confeccionar nuestra carta natal incluimos en el proceso de construcción la intención adecuada, damos inicio al ritual que concluye con la elaboración de un Talismán Astrológico. Parece simple. Pero es sumamente importante la intención que ponemos en marcha durante todo el proceso de construcción.
En tiempos en que los astrólogos hemos desterrado de plano la construcción manual de una carta natal, confiando ciegamente en los impresos que los diferentes softwares astrológicos nos ofrecen simplificando nuestra labor, estamos cercenando del proceso dos aspectos fundamentales: el ritual y la intención.
No hace mucho tiempo atrás, preparar una carta natal era un ritual diario, que comenzaba con la búsqueda de los datos de nacimiento, la ubicación en un mapa de la latitud y longitud del lugar en que el consultante nació, y verificar (a veces en una investigación que podía llevar varios días) el huso horario que regía ese nacimiento en función de los posibles cambios de hora que el país de origen pudiera haber establecido.
Era necesario contar con una tabla de casas astrológicas para el hemisferio correspondiente y con efemérides astrológicas que consignando las posiciones de los planetas, a veces con la incomodidad que provocaba para su consulta, el hecho de haber sido calculadas para el medio día y no para la media noche.
Con esos datos, comenzaba el proceso de cálculo de cada planeta, siempre ayudados por una tabla de logaritmos diurnales que nos facilitaban el cálculo, hasta que la aparición de la calculadora científica provocó un salto “cuántico” (ya que comenzamos hablando de física cuántica…) en la facilidad para elaborar una carta natal. Recuerdo las palabras de una astróloga agitando una de esas antiguas y pesadas calculadoras programables, con visores luminos de color naranja afirmando “yo.. con esto… me siento poderosa…”, sin saber que daba inicio a proceso de “desritualización” y “pérdida de intencionalidad” en el proceso de construcción de un tema natal.
Párrafo aparte merece la dedicación puesta en la elaboración de los mandalas astrológicos por el astrólogo Miguel Kamenetzky, quien se empecinaba (pese al avance tecnológico inevitable) a seguir construyendo sus carta natales con el auxilio de una antigua “regla de cálculo”
El lector preguntará ¿por qué cuestionar a la tecnología actual, si gano muchas horas de trabajo con solo apretar el botón “print” de mi software especializado?.Entiendo que es un proceso inevitable, teniendo en cuenta que yo mismo utilizo estos programas y que he contribuido a la utilización de los muchos de ellos, propios y ajenos, pero lo cierto es que despersonaliza el proceso, cercenando algo tan importante como lo es el ritual de cálculo de un tema natal. La búsqueda de datos, la predisposición a ponerse a trabajar, la corrección una y mil veces de los mismos, es el ritual. Además, con esos datos en mano, venía luego el proceso de dibujar la carta natal, y es allí donde el mago-astrólogo pone su intención. Su profunda intención, ya que al dibujar cada planeta en su signo, al darle forma, al subrayar cada aspectos, se compenetra profundamente en el simbolismo de su consultante, con una dedicación plena y una apertura de sus sentidos que no brindará jamás la impresión de la carta natal prolijamente dibujada por una impresora láser.
Ese tiempo, ese proceso invertido en la recopilación de datos, cálculo y dibujo es fundamental en el proceso del ritual y de la intención con la que se carga el mandala, si tenemos en cuenta que una de las definiciones de talismán lo señala como “un objeto que está cargado intencionalmente con poderes mágicos con fines específicos y usado para atraer energías específicas”.
No importa si dibujamos mal o si dibujamos bien, si tenemos buena o mala letra. Importa la intención que ponemos en el proceso. Los más creativos, los más habilidosos, podrán explorar otras alternativas mucho más elaboradas que el simple dibujo, como por ejemplo pintar su carta natal con óleos, acrílicos o acuarelas, utilizando símbolos más complejos pero que el mismo astrólogo comprenda, o talladas en madera, o grabadas en metal, con la incorporación de piedras preciosas o semipreciosas a la manera de planetas. De esta forma la carta natal se convierte en una pieza de arte, donde el proceso ritual y la intención son claramente parte de esa construcción.
Ese proceso creativo, respondiendo claramente al simbolismo que la carta natal expresa, también aplica a las definiciones de lo que es un talismán cuando se expresa que “contiene inscripciones o gravuras que tienen como finalidad representar un simbolismo de acuerdo con la intención que se quiere impregnar. La intención de crear un talismán y usarlo es la de atraer y canalizar determinadas energías hacia la persona que lo usa. El talismán es creado a partir de un proceso de ritualización que puede ser simple como, por ejemplo, bañar un objeto con agua bendita o mediante rituales más complejos”.
Pero no todo termina aquí. Hasta aquí solo realizamos un proceso hasta hace pocos años cotidiano, y llegamos a obtener como resultado, una carta natal dibujada con la carga energética adecuada para, ahora sí, iniciar el proceso mágico que nos permitirá modificar, obtener o corregir, aquellos resultados tal vez adversos que de la lectura de la misma pudieran llegar a surgir.
Dando inicio al proceso mágico….
Consiste en agregar al tema natal “artesanalmente” obtenido, todos los elementos simbólicos necesarios que puedan actuar sobre el mismo como correctivos de aquello que queremos modificar o resaltar.
A la manera de los tránsitos que muchas veces dibujamos sobre la carta natal, agregaremos a este mandala piedras semipreciosas, dibujos de planetas recortados, o en fichas magnéticas (yo utilizo estas fichas que se adhieren magnéticamente sobre el metal) ubicándolos estratégicamente en los puntos de la carta natal en el que por conjunción u otro tipo de aspecto corrijan o modifiquen alguna de las energías presentes en el tema que no son beneficiosas para nosotros. De esta manera agregamos al Mandala Astrológico aquellos elementos simbólicos que lo convierten en un Talismán.
El siguiente ejemplo (parcial) muestra de qué manera podemos corregir un determinado aspecto astrológico agregando otros elementos correctivos que pueden llegar a modificar esa energía.
Supongamos que la carta natal que nos preocupa tiene el aspecto precedente, que involucra a Marte, Saturno y Luna, todos angulares, debilitados por encontrarse todos en detrimento y formando entre sí una cuadratura en T. Algo que cualquier astrólogo quisiera no tener, o por lo menos intentaría superar.
El aceptar esta carta, forma parte del proceso de evolución, que hace que con el tiempo, uno vaya internalizando estos aspectos de tal forma que es factible modificar sus efectos negativos. Esto lleva tiempo, experiencia, capacidad de superar los embates de la vida. Por supuesto que los tránsitos que se produzcan con el tiempo sobre esta carta (también direcciones y progresiones) marcarán los momentos en donde el Universo me da una mano para que esto sea mucho más llevadero.
Pero ¿qué sucedería si somos nosotros mismos los que ayudamos a nuestro destino, fabricando aquellos aspectos que modifican a la mencionada T Cuadrada, dibujando sobre la misma los aspectos de aquellos planetas que con su energía positiva podrían hacer más llevaderos sus efectos, o agregando piedras preciosas o semipreciosas, o metales o colores, que con su simbolismo ligado a los planetas, aporten sobre el mandala astrológico la intención necesaria para que el mismo se convierta en un Talismán, brindando en forma permanente la ayuda que estamos necesitando?.
Técnicamente es posible. Y si además elegimos el momento astrológico propicio para su elaboración, estaremos fabricando un verdadero Talismán, cumpliendo con el ritual, las normas, el simbolismo y todos los requisitos que la tradición mágico-astrológica consigna para la construcción de los mismos.
Un ejemplo, del mismo aspecto, con las ayudas que podrían transformar o hacer más llevaderos los significados mencionados sería el siguiente:
Con solo agregar sobre la carta natal, la presencia, a la manera de tránsito, del planeta Venus en el mismo grado del signo de Tauro, genera sobre la T Cuadrada tres aspectos que de alguna manera rompen gran parte de la tensión que la misma genera. Venus desde Tauro, signo al que rige, aporta un trígono a la Luna, un sextil a Saturno y un Quincuncio a Marte. De esta manera canaliza estas tensiones otorgándole a cada planeta afectado, una vía de escape favorable. Venus se convierte así, en el planeta mediador de todo ese conflicto. Para este caso, he utilizado una pizarra de metal debajo del dibujo de la carta de papel, y la ficha que representa a Venus está realizada sobre un imán que lo permite fijar con comodidad.
Debe notarse que con solo agregar un sólo planeta, se ha quebrado gran parte del conflicto que la T Cuadrada significa, aportando además una riqueza interpretativa que aporta soluciones diferentes en el momento de buscar alternativas viables en la solución de los problemas. Es obvio, que todo hecho mágico debe ser acompañado por la acción, y por lo tanto, no solo me debo conformar con la aplicación del planeta Venus y entregarme a la espera de los resultados, sino que en la medida en que direccione mi accionar hacia la posibilidad de generar situaciones en mi vida que ese pequeño cambio pudiera provocar, estoy asumiendo en forma conciente mi identificación con los significados de este Talismán.
Es obvio que la mencionada no es la única alternativa, y hay cientos de variantes posibles, todas ellas libradas a la interpretación del astrólogo y a las expectativas del consultante. Por lo tanto puedo explorar en otras alternativas posible, y además sumar a la misma otros aspectos que sirvan para fortalecer los efectos deseados.
El que sigue es un ejemplo de esas posibilidades:
En este caso agregamos al mandala astrológico la ficha magnética con el planeta Júpiter en el signo de Piscis (también en su propio domicilio) el que genera un Sextil con la Luna, un Quincuncio con Marte y un trígono con Saturno, además de generar un sextil con el planeta Venus agregado anteriormente. Podría haber colocado Júpiter en Sagitario (también en regencia, habiendo generado igualmente aspectos positivos.
Por supuesto que no todo es tan simple, ya que el ejemplo está construído sobre aspectos parciales, y para que el mandala funcione debe ser realizado sobre la totalidad de la carta natal. De esta manera la búsqueda de aspectos que sólo sean positivos se complican algo más, ya que a veces, al agregar un aspecto positivo a un planeta, estamos generando un aspecto negativo a otro, y esto deberá ser evaluado en forma minuciosa por el astrólogo.
En la gráfica siguiente expòngo mi propio tema natal, completo, con el agregado no solo de planetas, sino también de algunas piedras, como un Berilo y un Cuarzo Verde, que a la manera de planetas también generan aspectos sobre las posiciones natales y sobre la casa en que se encuentran:
En este caso, luego de dibujar la Carta Natal, lo primero que incorporé fueron las piedras. Con el tiempo su efecto se fue consolidando en forma positiva sobre los aspectos relacionados con la casa seis. Más adelante agregue los planetas, sin sacar las piedras, y lo realicé en dos etapas con varios meses de diferencia en el tiempo. Hasta el momento, pese a que como observador interesado puedo pecar de cierta parcialidad, considero que los efectos logrados siguen siendo positivos.
Comentarios finales:
Encarar este tema significa hacerlo con la mente totalmente abierta y dispuesta a la sorpresa permanente. Muchas veces nuestra formación racional atenta contra principios que la lógica cotidiana aleja de nuestras vidas. Pero más allá de las definiciones lo importante son los resultados.
El astrólogo es libre de experimentar todas las alternativas que esta disciplina nos ofrece.´Una tarea como esta debe encararse sin preconceptos, y con el tiempo no solo se aprende “algo más de astrología”, sino que se revaloriza a todos aquellos que a lo largo de la historia de la astrología hicieron su aporte desinteresado para quienes, como ellos, decidimos seguir transitando este camino de luz.