Navegar en las estrellas. Un nexo entre Placidus y el Topocéntrico

Por Néstor Echarte

De la misma manera en que la saludable costumbre de calcular una carta natal en forma manual se ha perdido, el viejo arte de navegar mirando las estrellas también se está extinguiendo. Pese a estas actuales formas de decadencia, justificadas por la mirada interesada del progreso, existe un vínculo sutil que relaciona el acto de navegar guiado por el cielo con antiguas prácticas astrológicas.

Esto, no escapó de la mirada atenta de aquel que también siguió los pasos del cielo, pero para navegar los senderos de la vida. Tal es el caso del astrólogo francés André Boudineau, quien emulando el impulso que motivó a los Magos de Oriente a seguir aquella estrella que los llevó ante el pesebre de Jesús, le permitió hilvanar una teoría que relaciona la existencia del sistema de domificación de Placidus con el arte de navegar y, curiosamente, emparentar su cálculo y planteo astronómico (obviamente sin nombrarlo como tal) con la forma de fundamentar y obtener las cúspides de casas del actual Sistema Topocéntrico.

Es así que André Boudineau se convierte, en forma involuntaria, en un actor importante en tiempos de la génesis del Sistema Topocéntrico de Casas Astrológicas, al publicar en el año 1967 una detallada y elaborada nota de astrología en la que refiriéndose al sistema de domificación creado por Placidus, enumera una serie de procedimientos y conclusiones propias del Sistema Topocéntrico, creado por los argentinos Wendel Polich y Nelson Page.

Contemporáneo de Polich y Page, en su extensa y documentada nota, el astrólogo francés hace referencia a las excelencias del sistema placidiano, señalando que su planteo a partir del recorrido de todos los semiarcos de la esfera celeste y la “trisección” de los mismos, genera casas que, pese a pesar de ser de formas irregulares, cubren áreas de similar tamaño.

Todos sabemos que las casas de Placidus se calculan mediante el método de “aproximaciones sucesivas”, ganando mayor precisión cada cúspide intermedia, cuanto más cálculos aproximativos se realizan; pero, paradójicamente, Boudineau plantea su cálculo a la manera en que sus colegas Polich y Page definieron su sistema topocéntrico para realizar el proceso de domificación.

Frases como “trisección de la tangente”, “formulación sobre el cono”, “solución del sistema polar”.…., entre otras tantas con las que Boudineau emparenta la concepción del sistema de casas de Placidus con el arte de navegar, nos transportan inmediatamente a las mismas frases, textuales, casi calcadas, de los libros con los que Polich y Page plantearon y explicaron la creación de su sistema de casas.

La fuente de estos conceptos se encuentra en un artículo publicado en el año 1967 en el número 126 de la revista especializada en astrología, editada en París por Alexandre Volguine, “Les Cahiers Astrologiques”.

Dicho escrito, titulado “Navegación y Domificación” firmado por André Boudineau, intenta recrear los motivos que llevaron al monje Benedictino Plácido de Tito (Placidus – nacido en Italia en 1603) a crear su conocido sistema de casas astrológicas inspirado en los navegantes de la época.

Avanza mucho más allá y afirma que la forma correcta de calcular las cúspides del sistema de Placidus es mediante la  “trisección de la tangente de la latitud geográfica” desarrollando luego la misma fórmula que sustenta la construcción del Sistema Topocéntrico de Casas.en cuanto al cálculo de sus polos. Hecho que en si mismo, puede causar alguna sorpresa en la medida en que el sistema de Placidus no plantea la utilización de polos para su cálculo.

Boudineau afirma en este artìculo, que para los navegantes, “mantener el rumbo implica conservar en el curso del viaje un determinado ángulo en la brújula o en el compás”, lo que lo lleva a pensar que “domificar, según Placidus, consiste en «navegar» sobre la esfera celeste con un rumbo determinado”.

Pero también Boudineau naturaliza el concepto de que Placidus utilizaba para el cálculo de su sistema de casas, polos derivados de “trisección de la tangente” de la Latitud Geográfica, desconociendo el sistema de aproximaciones sucesivas por el que era conocido este sistema.

Cabe aclarar que esta nota (en su original en francés y luego llevada a traducir) estuvo en mis manos desde hace más de 30 años, y que una vez traducida llamó mi atención ya que en ese momento me encontraba en plena tarea de estudio y profundización sobre el Sistema Topocéntrico.

Como correspondía al alumno aplicado que era en esos tiempos, llevé el mencionado artículo a manos del profesor Spicasc (Carlos Raitzing), de quien no se podía discutir su conocimiento sobre dicha temática, la cual manejaba con notable erudición, solo atinó a exclamar con ojos desorbitados que eso demostraba que el Sistema Topocéntrico era un plagio, lo que lo llevó a confrontar en muchas oportunidades con todo el colectivo astrológico que defendía el origen genuino del mismo.

En contraposición a esa calificación y a favor del trabajo realizado por Polich y Page también se debe afirmar que el trabajo por ellos realizado es del mismo nivel de erudición, y que su planteo excede por lejos las similitudes planteadas por Boudineau en su escrito en el que (sin mencionarlo específicamente al Sistema Topocéntrico) lo emparenta, por su característico contenido, con el Sistema de Placidus, y que además no existe ninguna otra referencia escrita en la concepción de este tradicional sistema de casas, que promueva su cálculo mediante la utilización de polos derivados de la trisección de la tangente de la latitud geográfica, fórmula que es propia, sólo, de la concepción topocéntrista.

A mi entender, y muy lejos de pensar en una actitud relacionada con el plagio, creo que de alguna manera Boudineau tuvo acceso al material elaborado por los autores del sistema topocéntrico, y ante la enorme similitud de los resultados en las cúspìdes calculadas con uno y otro sistema, asumió la existencia de ciertas características que emparentaban a Placidus con el arte de navegar se podían comprender con mayor facilidad mediante las fórmulas que daban vida al Sistema Topocéntrico de Casas, justificando la explicación del mismo sobre la generación de la figura geométrica del cono, base de dicho sistema, pero a la que también aludía Boudineau para intentar comprender la concepción de Placidus.

Al respecto Boudineau señala que “Estas líneas del plano son hélices en el cilindro. Si, desde el centro de la esfera, unimos por una línea recta todos los puntos de una de estas hélices, obtenemos un cono con una dirección helicoidal, cuya intersección con la esfera representa la curva de domificación placidiana. Esta domificación es, pues, a la vez, helicoidal y cónica”. Agrega también que al eliminar la necesidad de utilización de la fórmula DM/SA, esto facilita la posibilidad de “extender la domificación y las direcciones a las regiones polares”, tanto en lo que hace a “un lugar de observación situado cerca del polo”, como también “para un punto del cielo cuya declinación sea superior a la co-latitud del lugar de la domificación”.

Esta última definición de Boudineau es la que no deja lugar a dudas de que su creencia de que así se construía el sistema de Placidus de alguna manera se encuentra emparentada con todo lo relacionado con la concepción y construcción del sistema Topocéntrico. Tanto por la utilización exacta de sus fórmulas, como por la justificación astronómica del sistema construido sobre la generación de un cono con eje paralelo al centro de la Tierra, y a las constantes menciones sobre la “solución polar”, es decir, sobre publicitada característica del sistema creado por Polich y Page de poder calcular cartas natales por encima de los círculos polares sin sufrir la deformación producida con el resto de los sistemas de domificación.

Es bueno aclarar en este último punto, que la proclamada “solución polar”, no existe en el sistema de Placidus, y que en el Topocéntrico solo se puede lograr con el cálculo manual, ya que todos los softwares existentes que incorporan a este último sistema, tampoco han podido reflejar en sus resultados la proclamada solución a este problema. Las casas sobre el círculo polar siguen provocando los mismos inconvenientes. En lo personal, creo que esta declamada solución no es posible con ninguno de estos dos sistema (ni con ninguno de los existentes basados en polos o en divisiones temporales) y que la solución explicitada en el sistema topocéntrico lograda con el cálculo manual, es solo una solución de compromiso que rompe con definiciones claras sobre lo que debe ser un sistema de casas.

En cuanto a las apresuradas definiciones de Spicasc planteando dudas sobre la autoría del sistema Topocéntrico, deberían ser dejadas de lado ya que la única referencia a un supuesto cálculo con polos de las cúspides de Placidus es la planteada por Boudineau, a la sazón contemporáneo de Polich y Page, y que muchas veces sus opiniones contrarias a uno u otro sistema astrológico, estaban condicionadas por conflictos y rencillas internas que a pesar de su profundo conocimiento y maestría en las artes astrológicas lo llevaban a la imposibilidad de dominar intensos impulsos de enojo que lo hacían confrontar permanentemente con aquel que se atrevía a contradecirlo. Pese a su inmensa capacidad no fue una persona de trato fácil.

Queda claro además, que quienes idearon el sistema Topocéntrico, no solo no se conformaron con la creación de un sistema de casas, sino que avanzaron en el cálculo de sistemas de direcciones primarias y sobre todo en la concepción de un sistema ascensional derivado del sistema Topocéntrico que se convierte una verdadera joya de la astrología al fundamentar el concepto de los denominados Tránsitos Ascensionales, los que permiten no sólo rectificar una carta natal mediante la utilización de un par de eventos cronometrados al segundo, sino que son una demostración cabal del sincronismo inmanente en la concepción del Universo.

Muy lejos de intentar revivir los conflictos que las diferencias en la concepción de la práctica astrológica generaba (y sigue generando) entre sus referentes más ilustres y representativos, vale la pena investigar en búsqueda de claridad conceptual, y sobre todo en la búsqueda de la verdad histórica, ya que bien sabemos que el denominado “relato” no sólo se impone como verdad desde las tribunas  políticas, sino también desde toda aquella disciplina sobre la que convergen las pasiones humanas, como también ocurre con la astrología, nuestra querida y venerable ciencia (sic Spicasc), en la que también las pasiones que genera se pierden en la noche de los tiempos.

Se puede bajar el archivo que contiene la fotocopia con la nota
de André Boudineau desde este link:
http://bit.ly/2wHozbN

 

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