Pirámides

           Hace siglos que el hombre ha tratado de develar el misterio que involucra a las pirámides, protagonistas o testigos de vaya a saber que arcanos. ¿Sencillamente monumentales tumbas? ¿Libros de piedra sin descifrar aún, contenedores del Conocimiento Divino? ¿Capricho de Faraones y Reyes? Las respuestas, o mejor dicho las hipótesis, pueden ser muchas, algunas más verosímiles que otras, pero hipótesis al fin. No está en nuestras manos aclarar el punto, pero si podemos analizar los hechos que se producen con el uso de las pirámides y comenzar a sacar conclusiones.

          Comencemos con un dato etimológico: la palabra ´pirámide´ proviene de ´P R MIT´ en los simbolismos egipcios. En un principio se tradujo este término como ´Morada de los Lamentos – Casa de los Muertos´, teniendo en cuenta solo el hecho de que sirviera como tumba. Con el devenir de las investigaciones, ya que hay comprobaciones ciertas de que pudieron utilizarse además con otros fines, se creyó mucho más apropiado traducir ´Morada de las Meditaciones – Casa del Espíritu´, lo cual es mucho más coherente, teniendo en cuenta la filosofía que animaba la religión y la vida de los egipcios: creyentes en la vida eterna del espíritu y no adoradores de la muerte, como podría pensarse por sus magníficas ´tumbas´.

          Partiendo de esta base, podemos decir que son construcciones que funcionan como filtros y generadores de energía. Quizás algún día podamos saber que decían los bloques que recubrían las pirámides. Donde están y porqué fueron destruidos…

          De todos modos, no deja de causarnos asombro que la Gran Pirámide encierra, entre otras cosas, la constante ´Pi´ ya que si tomamos el perímetro de su base y lo dividimos por su altura, y este resultado por dos, nos dará 3.1416

          También la altura elevada a la décima, o sea multiplicando por 1.000.000, nos da la distancia de la Tierra al Sol. Monumentales enciclopedias, que no casualmente figuran en la moneda que maneja al mundo: el dólar. Tómese un billete de un dólar y se observará que en el extremo izquierdo hay una pirámide, ¡con trece escalones! y truncada por el Ojo de Dios. Para pensar.

          Otro dato: no sólo Egipto posee pirámides. Las hay en América, descubiertas y ocultas (no se ha podido llegar hasta ellas, pero hay fotografías aéreas de una serie de pirámides en la selva amazónica), y también en Marte (si no, consultar el libro ´Cosmos´ de Carl Sagan que muestra fotos tomadas por el Mariner Ross, lanzado por la NASA).

          Aquí y allá, antes y ahora, las pirámides siguen ejerciendo su atracción. Acaso esperan que descubramos su verdadera naturaleza por nuestros propios medios, utilizándolas como elementos aliados de nuestra propia energía.

          En la próxima entrega, veremos cómo comenzar a incorporarlas a nuestra vida, como se construyen, con qué materiales y con qué fines.

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